“Corso de las flores”, cuando Asunción era una fiesta

Durante casi cuarenta años, el Parque Caballero recibía por esta época la entrada de la Primavera. La reina de las estaciones ingresaba con todo, con colorido y flores en los llamados “Corsos de las flores”. Era una verdadera fiesta a la que acudía toda la familia y los más diversos sectores de la sociedad. Los colegios, las academias, los clubes sociales y deportivos competían en ropaje de rosas, claveles y jazmines, todas flores naturales. Era todo un acontecimiento que movilizaba a la población asuncena, del interior e incluso atrapaba a los turistas.

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El magno y bullicioso acontecimiento siempre tenía lugar en el Parque Caballero para marcar el inicio de la primavera, el domingo antes o después. Por tanto, la fecha variaba un tanto, pero la jornada dominical siempre determinaba el encuentro organizado por el Club de Leones de Barrio Obrero.

Los preparativos comenzaban meses antes, y la idea original fue de Victoria “Piteta” Martínez de Elizeche, domadora del club, quien lanzó la idea en la Comisión de Damas. Según un escrito de Benicio Arriola Martínez, socio fundador del Club, empezó en 1959. Sin embargo, en todas las publicaciones rescatadas del Archivo de ABC Color, así como la celebración de los 15 años, bodas de plata y últimas ediciones, el primer corso fue el de 1958.

“La organización era espectacular, y comenzaba meses antes, en que los leones trabajaban a full. Iban a los colegios y clubes sociales pidiendo participación e invitando. Los alumnos del Colegio Nacional de la Capital siempre abrían el desfile con su bandalisa”, recuerda Irma Quevedo de Franco, de la directiva actual del Club de Leones.

Desiderio Franco Escobar, hijo de socio fundador, cuenta que esta iniciativa fue la que mantuvo unidas a las familias paraguayas sin banderías políticas, en una etapa bastante difícil de la historia. Recordó que en ese tiempo para cualquier reunión habría que pedir permiso, y para los corsos tenían libertad de organizar, de reunirse, de encontrarse, de cooperar y emprender a la vez una labor solidaria a beneficio de la Clínica Materno-Infantil que funcionaba en el local del club y adonde acudían personas de escasos recursos.

El corso de las flores era imitado en otras localidades del interior, que se sumaban a las celebraciones en el Parque Caballero llegando con sus coloridas y creativas carrozas.

Alfredo Kronawetter, otro de los socios del club, comenta que el atractivo sin duda estaba en las carrozas y las reinas, que iban envueltas entre las alegorías de flores naturales: “Muchas veces, como siempre se realizaba el domingo siguiente al debut en el Club Centenario, nos donaban canastas y canastas de flores que ellos habían utilizado y se destinaban en las gigantescas carrozas”.

En dos ocasiones se sumó la banda Unitas de los Estados Unidos y participaban turistas que venían a ver a las mujeres más hermosas del Paraguay. El corso de las flores era la fiesta mayor de la primavera en Asunción y, sobre todo, tenía un escenario paradisiaco: el Parque Caballero.

PARADISIACO ESCENARIO

El escenario ideal para la realización de los corsos era el Parque Caballero. Su densa arboleda daba sombra y desparramaba flores de lapacho sobre los caminos y paseos internos. El desfile incluía una vuelta completa y la gente trepaba a los árboles y sobre micros para ver.

Fotos: Archivo ABC Color

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