Comunidades Eclesiales de Base debaten respuestas a la exclusión

Delegados de Comunidades Eclesiales de Base de 15 países latinoamericanos debaten su protagonismo en la Iglesia Católica en la casa de retiro Tupã Rekávo de Luque. Considerados hasta marxistas por regímenes totalitarios de antaño por su trabajo por los pobres, estos laicos siguen interpelados por la exclusión. Su desafío es trabajar por la dignificación de la vida a través de mejor educación, salud y trabajo. Creen que los objetivos serán logrados con organización y no con violencia.

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Lejos del ruido capitalino, del ajetreo de las multitudes, en una casa de retiro de las afueras de Luque, en cuyo interior cuelgan retratos de personalidades emblemáticas como el obispo salvadoreño Arnulfo Romero, el obispo brasileño Helder Cámara y laicos desaparecidos, cerca de 150 líderes de Comunidades Eclesiales de Base (CEB) de 15 países del continente debaten los desafíos y el protagonismo que deben tener en la sociedad y en la Iglesia Católica. El evento comenzó el lunes e irá hasta el sábado.

Este año los participantes recuerdan el 50° aniversario de la aparición de estas organizaciones llamadas a ser la voz de los pobres en naciones en su mayoría gobernadas por regímenes dictatoriales. En algunas latitudes incluso fueron consideradas células marxistas por “las ideologías capitalistas” y sus principales dirigentes eran perseguidos y hasta asesinados por osar trabajar por el despertar de la conciencia.

Fue la pobreza inhumana la que movió a la Iglesia latinoamericana a idear una nueva visión de la salvación, que ya debería comenzar en la tierra. En ese contexto, los encuentros de los obispos de Medellín y Puebla dieron gran impulso a las CEB. Los progresistas lograron imponer la “opción preferencial por los pobres” sobre la Iglesia sacramentalista de los templos.

El gran desafío pasó a ser la concienciación. Era plantar la semilla en las periferias existenciales y no fue nada fácil. La mala tierra no solamente eran los estados, sino la misma jerarquía, acostumbrada a no ceder sus privilegios, impedía que germine y crezca el árbol. Comenzaba así la etapa en que los pobres, acostumbrados a ser adormecidos, a reclamar protagonismo y respuestas a sus necesidades.

Si bien en la mayoría de los países hoy no experimentan el estado de terror de los 60, 70 y 80, los desafíos actuales de las CEB siguen siendo una mejor vida, partiendo de un mejor acceso de los pobres a la salud, la educación, al trabajo y la defensa del ambiente o sea de la tierra, la casa común de los seres humanos

Ayer, varios dirigentes laicos de la Iglesia Latinoamericana relataron en Tupã Rekávo la realidad que soportan sus comunidades. Algunos dijeron que el capitalismo salvaje impuesta por las transnacionales sigue siendo obstáculo para la promoción de los pobres. Otros culparon directamente a los estados corruptos, pero todos coincidieron en que la violencia nunca será el camino para lograr la dignificación de los pobres. Plantearon que la organización y la movilización son las mejores armas para hacer escuchar sus reclamos, incluso la alianza con otros sectores sociales puede ser la herramienta para obligar a que las políticas públicas lleguen a las periferias existenciales.

avelazquez@abc.com.py

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