Comunidad judía recuerda la celebración del Jánuca

Unas 300 personas, la mayoría miembros de la comunidad judía, participaron anoche del encendido progresivo de las velas del candelabro Shamash, en el marco del último día de la celebración de la fiesta de las luminarias, Jánuca, en la que se recuerda la victoria sobre los griegos y el milagro luminario.

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Se realizó ayer en horas de la noche el encendido público de la octava vela en el último día de la festividad de Jánuca, que comenzó el 2 de diciembre último. Esta actividad se desarrolló en el Parque de la Salud (Asunción) y estuvo encabezada por Federico Surijon, líder espiritual de la Comunidad Judía del Paraguay. El acto, abierto a todo público, tuvo como finalidad compartir los valores que transmite esta conmemoración.

Surijon explicó que la festividad del Jánuca, “la Fiesta de las Luminarias”, se celebra por ocho días y comienza en el día 25 de kislev (tercer mes del calendario hebreo moderno). En vocablo hebreo “jánuca” significa inauguración.

En esta celebración de origen talmúdico el pueblo judío recuerda los siguientes sucesos: cuando es coronado Antíoco IV Epífanes (175 y 164 antes de la era común) como emperador de Antioquía (Siria), este decide helenizar al pueblo de Israel, prohibiéndoles a los judíos poder seguir sus tradiciones y costumbres. Un grupo de hebreos conocido como los Macabeos, provenientes de la zona de Modiín, comenzaron a rebelarse contra los soldados griegos, ya que se negaban a hacer actos que iban en contra de sus creencias religiosas. Tuvieron una lucha difícil, y eran una minoría combatiendo contra el ejército griego; sin embargo sus estrategias, su decisión y fe los llevaron al éxito. 

Pero el heroísmo militar por sí mismo no es motivo suficiente para que el pueblo judío cree una celebración. 

En realidad, la tradición habla de un milagro. Cuando termina la guerra, los Macabeos ingresan al Gran Templo de Jerusalén que había sido profanado y saqueado. Allí encuentran la Menorá (candelabro de siete brazos) apagado, y aceite para encenderlo un solo día. Tardarían ocho días en tener listo más aceite apto, lo que le imposibilitaría cumplir con el precepto de encenderlo cada día. Sin embargo, ese poquito aceite que tenían milagrosamente mantuvo prendida la Menorá durante los ocho días.

Es por esto que durante esta festividad se prende un candelabro de ocho brazos, más uno mayor (conocido como Shamash o vela piloto) con el que se enciende el resto de las velas, conmemorando el milagro del aceite.

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