Cómo revivir un Centro Histórico moribundo

Dar de nuevo vida a un Centro Histórico abandonado y degradado es un gran desafío para las ciudades modernas y sobre todo para la Capital de una República. Jordi Pardo, experto español en desarrollo territorial y regeneración urbana, viene asesorando en la elaboración del Plan Maestro para la revitalización del casco antiguo de Asunción. Entre las claves habla de reciclar edificios en ruinas y recuperar sitios vacíos; aumentar la densidad y peatonalizar calles. En fin, renovar la ciudad.

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La ciudad es un sistema complejo que produce muchas cosas; felicidad, oportunidades, negocios, riqueza, es un sistema inteligente. Así lo define Jordi Pardo, quien estuvo en Asunción en su decimoquinto viaje para ayudar en la elaboración del Plan Maestro que dé un nuevo impulso a la ciudad.

Como extranjero ve potencialidades extraordinarias y estratégicas muy importantes en la Madre de Ciudades a nivel regional y a nivel de América del Sur.

–¿Cuáles cree son esas potencialidades?

–Su dimensión de ciudad fluvial portuaria es fundamental, pero también su posición geográfica en términos aeroportuarios –teniendo en cuenta la saturación de Buenos Aires y la situación de São Paulo– le da nuevas posibilidades en las rutas de conexión a nivel internacional. Además, el país está en una etapa de crecimiento económico con una expectativa muy favorable, y esto debe ser aprovechado. Dicen que una crisis es una época de bonanza malgestionada. Por tanto, ahora es el momento de innovar, de generar cambios, mirar alternativas, y una de ellas pasa por la diversificación de las actividades económicas. No se perdería nada intentando ampliar en el ámbito de la economía del conocimiento, la tecnología, servicios complejos, creatividad, para que Paraguay se sitúe en el mundo. Para eso, Asunción es la plataforma adecuada.

–Una plataforma que necesita renovarse...

–Lo primero para un proceso de renovación urbana es saber hacia dónde se quiere ir. Renovación urbana no es ni aceras nuevas, ni fachadas nuevas, ni rehabilitación. Es mucho más complejo. Tiene que ver con la riqueza, cómo se genera y cómo participa la gente de los procesos de creación de esa riqueza, y en eso la plataforma urbana es el espacio ideal... Hay un ciclo de incremento del atractivo como mecanismo para atraer inversiones, para mejorar la calidad de vida, y está relacionado con los procesos de innovación.

–¿Pero cómo innovar?

–Una ciudad por ejemplo que dependa de la industria, si quiere generar una diversificación económica, tendrá que apostar por sectores y actividades que permitan innovar en la industria. Por poner un ejemplo: el diseño. Hay que ver cuáles son las prioridades, seleccionarlas entre las opciones que tiene una ciudad y más aún Capital. El consenso es la mejor manera de hacer las cosas con un liderazgo claro entre administraciones públicas y operadores privados.

–¿Qué intervenciones hay que priorizar?

–Potenciar las estadísticas de diversificación económica: actividades de innovación tecnológica, de contenidos, el sector medio, la economía creativa, el mundo de servicios, el turismo. Otro factor importante es aumentar la densidad. Asunción es demográficamente pequeña con una densidad bajísima. Esto genera costes en competitividad. Algo que la gente sabrá perfectamente; cuánto tiempo se necesita para ir al trabajo cada día, cuánto invierte en combustible... Hay que corregir ese modelo de crecimiento basado en una opción más fácil, en el “vamos a conquistar, ocupar más territorio” que genera los desplazamientos.

–¿Cómo corregir eso?

–En lugar de ocupar nuevos terrenos, se debe reciclar el espacio urbano. Hay una cantidad importante de edificios vacíos, tanto nuevos como viejos. Hay instalaciones, almacenes, sin uso en pleno Centro Histórico. Reciclar el espacio urbano creando nuevas actividades favorece los negocios y también resuelve los problemas de movilidad y competitividad. No es una cuestión de arquitectura ni de urbanismo clásico, es un tema de gestión integrada, de medidas o mecanismos fiscales que incentiven volver al Centro. Cuando una casa antigua, un pequeño palacio, un caserón, pasan en herencia a una familia, a veces no hay posibilidades de mantener los costes. La presión fiscal y las tasas normalmente hacen olvidar la propiedad y los edificios caen o se convierten en ruinas, en espacios vacíos o muertos.

–No pareciera difícil...

–Hay que tener mecanismos para favorecer, por un lado, la posibilidad de rehabilitar y generar nuevos usos, dar mayores facilidades para que el capital privado, inversores, y los propietarios puedan participar en modelos de negocios con el correr del tiempo. Pero hay que saber que las actuaciones de un día para otro generan entropía, caos.

–Uno mira la nueva Costanera de Asunción y ve que está rodeada de asentamientos precarios, marginales. ¿Qué hacemos?

–Una opción es poner en valor, coordinar, enmarcar dentro del Plan Maestro una estrategia de proyectos concretos y específicos. Se pueden definir usos o priorizar inversiones, o simplemente decidir qué se hace con esos espacios, cuál va a ser su función urbana. Si eso no está definido, es una puerta abierta para que se produzcan más ocupaciones. Es importante, por eso, tomar las iniciativas e intentar resolver los problemas desde dentro, desde la lógica del sistema de gobernanza de lo urbano que es la Municipalidad de Asunción, los ministerios, un aparato público en su globalidad, y buscar financiación.

Paraguay no se merece tener el nivel de desconocimiento como país que tiene todavía. Paraguay merece ser reconocido y tener una presencia internacional a la altura de la dignidad de la nación, de su gente, de su tradición, de su potencialidad cultural y su proyecto colectivo. Eso se puede mejorar mucho, y obviamente el Centro Histórico de una ciudad, que no es cualquiera, sino la Capital de la República, se constituye en el alma de la nación.

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