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Conviene colocar las semillas en un almácigo no muy alto, en un lugar soleado, cerca de una fuente de agua y lejos de árboles como el mango o el yvyraro, que no permiten el desarrollo de otras plantas a su sombra.
Hecha la siembra se le da una cobertura muy liviana. Una buena fertilización ayudará para una germinación óptima y crecimiento adecuado. Se puede emplear estiércol bien estacionado o el humus de lombriz.
Cuando los plantines tengan tres a cuatro hojitas se trasladan en maceteros donde se debe esperar a que crezcan unos 20 centímetros o más para colocarlos en su lugar definitivo.