Chávez es sinónimo de larga tradición artesanal en fabricación de guitarras

La fabricación de la guitarra no solamente requiere de una buena madera, sino también de una buena "mano". Una larga tradición familiar en este oficio en la vecina localidad de Luque se da con Manuel Chávez (67) y sus hijos. Si bien para muchos constituye un simple instrumento de música, su elaboración guarda numerosos secretos que pocos conocen y en esta nota nos revela el artesano que comenzó en el oficio a los 9 años en la fábrica de su abuelo Sebastián, su padre Ambrosio, sus tíos Cástulo y Epirión Chávez.

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Observando maravillados los trabajos llenos de detalles realizados paso a paso, con paciencia y habilidad, por las callosas manos de don Manuel es casi imposible imaginarnos que el artesano que ya lleva más de 60 años en la fabricación de guitarras pueda hacer posible en una semana, 15 días o un mes un trabajo artístico con tanta perfección.

Y trabaja sin planos, ni estudios previos, aunque sí se apoya en los moldes; las medidas exactas y la ubicación de cada parte del instrumento musical las tiene guardadas en la mente.

Nos quedamos extasiados mirando durante más de una hora cómo hace magistralmente don Manuel seguido muy de cerca por sus hijos, el difícil trabajo manual. Pero la admiración por el trabajo que realiza ya trascendió las fronteras del Paraguay.

En el transcurso de todo el año, grupos de jóvenes canadienses, norteamericanos y británicos visitan la humilde residencia del artesano ubicada en Bella Vista, Luque, para observar de cerca cómo se hace una guitarra completamente a mano.

Don Manuel Chávez con su familia no solo sigue una tradición artesanal sino también la cultura de la hospitalidad y la generosidad propias de la gente humilde que vive tierra adentro en nuestro país.

Y lo comprobamos con la atención brindada. Ni bien llegamos al taller, unas surtidas empanadas de carne, jamón y queso, y croquetas recién hechas en el copetín de Ña Eustaquia, de 66 años, esposa de don Manuel, sirvió de "tereré rupá" para saborear durante la entretenida e interesante charla. El pequeño negocio está ubicado en el mismo predio de la sencilla residencia donde también funciona el taller. Haciendo un raconto familiar, Manuel nos dijo que en Marín Ka’aguy, Luque, en 1866,nació su abuelo Sebastián Chávez, que con el tiempo llegó a ser uno de los mejores y más famosos fabricantes de guitarra de alta calidad. Aunque nada sabe cómo su abuelo logró la posesión del secreto y la técnica para la fabricación de este apreciado instrumento musical, sí recuerda que a su fallecimiento en 1951, a los 85 años de edad, sus hijos y nietos, continuaron en esta labor que se va transmitiendo de generación a generación.

"Yo soy uno de los nietos del pionero en la fabricación de guitarra en el Paraguay. Y sigo en la profesión sin apartarme del proceso y la técnica de antaño, que requiere la fabricación de una buena guitarra", nos dijo a la vez de confidenciarnos el secreto que guarda celosamente para hacer un buen instrumento musical y los materiales que utilizan para la fabricación de la misma.


EL GRAN SECRETO

El artesano explica que en cuanto a los materiales, el punto de partida es contar con madera bien estacionada, la parte central viene a ser la caja de resonancia, cuya preparación tiene su secreto y exige mucha atención y laboriosidad; de esto depende para que la guitarra tenga un sonido vibrante y melodioso. Luego viene la escala en el diapasón, espaciada de mayor a menor, que requiere mucha precisión en su colocación, a la que debe sumarse la altura de las cuerdas.

Chávez añade que la madera utilizada en la fabricación son el trébol, el cedro, el incienso, el pino, el ébano.

"Las guitarras hechas masivamente pierden muy pronto el sonido y se deforman y al final de nada sirven. Por eso soy muy estricto con mis hijos reiterándoles siempre que una buena guitarra no se reconoce solo por el lustre y la presentación que tenga, sino por la facilidad del afinado de las 7 notas musicales. Deben sonar armónicas todas las notas", resalta Manuel.

"Por eso personalmente me encargo del pulido, de la afinación y el lustre del requinto y de las guitarras de concierto", nos confidencia orgulloso mientras afina una guitarra de concierto que terminó de fabricar en más de un mes con un costo de 2 millones de guaraníes.

MARCA CALIFICADA

Manuel Chávez nos confidencia que a pesar de su gran ingenio para la fabricación de la guitarra solo pudo ir a la escuela hasta el segundo grado porque su padre peleó en la Revolución de 1947 y él tuvo que quedarse con su abuela que tenía más de 80 años.

"Para mí es un orgullo que un profesional o un concertista recomiende a otro colega para que venga a mi humilde taller para algún arreglo de su guitarra que es de otra fábrica o que quiera comprar una nueva que yo hice con mis propias manos con la ayuda de mis hijos", indica.

"Me siento inmensamente rico por tener la posibilidad de compartir con tantos artistas de renombre nacional e internacional. Que sean mis amigos, que valoren mi trabajo. Esa satisfacción no tiene precio", explica a la vez de resaltar que una de las guitarras que fabricó hace 35 años atrás, un cliente llevó a Tierra del Fuego, Argentina, donde hace mucho frío y humedad, clima que normalmente pone a prueba la calidad de la fabricación de la guitarra. Y que hace unos días le trajo en el taller en perfectas condiciones para que le haga un pulido y quedar como si fuera nueva.


PERPETUAR TRADICIÓN FAMILIAR

Como anécdota nos comentó que un japonés hace como un año compró de su local de venta ubicado sobre Aviadores del Chaco una guitarra de 500 mil guaraníes. Viajó a su país y al cabo de un mes recibió una carta con unos dólares que al cambio actual hacía unos 700 mil guaraníes de regalo. El oriental valoró tanto el excelente trabajo del artesano que quiso demostrarle su aprecio con un obsequio pagando el doble del costo de la guitarra. Acompañó al billete una breve invitación en japonés donde le decía: "Manuel Chávez, si aceptas venir a trabajar en el Japón vas a ser rico. Te voy a ayudar para poner una fábrica, solo tenés que avisarme cuándo venís para buscarte en el aeropuerto".

Manuel Chávez no aceptó, a pesar de la humilde residencia y el escaso ingreso que tiene en la fabricación de guitarras. Al preguntarle por qué no aceptó ir por lo menos un tiempo, nos confidenció que la tradición familiar se rompería si él viajara.

"Soy el único Chávez que fabrica guitarra en Luque. No podría dejar eso por toda la plata del mundo. La tradición familiar, el trabajo que aprendí de mi abuelo, mi papá y mi tío es tan valioso para mí, que voy valorando mucho más con el paso del tiempo. Además, en mi fábrica trabajo con mis hijos (4 varones y dos mujeres), hacemos una vida familiar y eso eso no tiene precio en billete".
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