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Los religiosos son los encargados del ritual, que consistió en el rezo de una oración y la aspersión del vehículo con agua bendita. Luego se coloca una calcomanía en el automóviles que indica que ya está bendecido. La consagración se aplicó sobre todo vehículo, sea este automóvil, moto, camión, ómnibus o bicicleta, “desde el año 2.000 ininterrumpidamente”, enfatizó el sacerdote capuchino Mariosvaldo Florentino.
“Este tradicional evento se realiza en primer lugar para agradecer a Dios por contar con dichos medios de movilidad y a la vez, realizar un pedido de protección para las personas que a diario utilizan. De cierta manera queremos concienciar sobre el cuidado que se debe tener con respecto a la vida tanto de quienes viajan en el vehículo como de las demás personas con las que uno se cruza en el viaje. Dios ama la vida y nosotros debemos cuidarla. Recalcamos a los conductores que nunca manejen si están alcoholizados”, refirió el sacerdote.
Destacó que “cerca de 5.000 vehículos bendecimos cuando hacemos esta jornada en la calle. Ahora no solo acuden los conductores, sino este viene acompañado de toda su familia e inclusive la mascota de la casa. A veces estamos bendiciendo el auto y sale el perro ladrando del interior”, dijo Florentino esbozando una gran sonrisa.
La bendición se realiza en el marco del novenario en honor a San Leopoldo, patrono del convento de los Capuchinos ubicado en la zona. En octubre también realizan una práctica similar, pero consagrando a los animales al patrono de la congregación y de la ecología, San Francisco de Asís.