El estudio realizado por la Senatur indica que el promedio de 5 millones de dólares que ingresan al país en la temporada de cacería de palomas se distribuyen en hotelería, alimentación, transporte, compras, impuestos y salarios de ayudantes requeridos para la actividad de recolección de las piezas sacrificadas que a su vez son distribuidas a las comunidades indígenas para su alimentación.

La ministra de Turismo, Evanhy de Gallegos, no quiso calificar de "plagas" a las palomas, sino más bien el daño que causa la superpoblación de las mismas que requiere de estos sacrificios para regular el ecosistema, además de ayudar a evitar la destrucción de cultivos como sorgo, maíz, sésamo, maní y otros.

Conforme con la Senatur, la cacería controlada de palomas ha pasado a ser un rubro turístico como parte de "turismo de aventura", y que tiene el poder de atraer a cazadores de diferentes países.

Este fin de semana, la ministra Evanhy, en compañía de funcionarios técnicos y representantes de varias instituciones, realizará una visita de observación del área de cacería, acompañando a los primeros turistas extranjeros.


EXIGENCIAS DE LA SEAM

Conforme con la Resolución Nº 456 de la Seam, se autoriza la caza de control de palomas en el Chaco Central y el periodo de habilitación de la temporada, del 4 de abril al 15 de agosto del presente año. También establece que las especies permitidas para la cacería son: Columba picazuro (pykasuro) y Zenaida auriculata (torcaza), estando excluidas otras especies. Además, dispone que la autorización establecida rige única y exclusivamente para el Chaco Central.

En el considerando de la resolución se aclara que la caza de paloma será exclusivamente de control y no para fines comerciales, como lo estipula la Ley Nº 96/92 de Vida Silvestre. Lo que se pretende con esta cacería es regular la población de las palomas ante el daño económico que causa a los agricultores del Chaco.

Un estudio técnico científico señala que con el aumento de la superficie cultivada de gramíneas se constata también un aumento considerable de la población de palomas.

Desde hace cuatro años el Chaco Central alberga palomas desde mediados de febrero hasta mediados de agosto. El documento elaborado por los técnicos indica que el periodo de mayor afluencia o llegada de palomas se registra entre mayo y julio de cada año, y que si no se realiza un control de la población se puede registrar una pérdida total de la producción agrícola.