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En un breve recorrido por la ciudad de Asunción se puede percibir cuán chapuceros y mal concluidos están los trabajos realizados tanto por la Comuna capitalina como por las entidades que prestan servicios, como la Essap y la ANDE.
El mal estado de las calles es un constante motivo de quejas por parte de la ciudadanía. Para solucionar este drama, la Comuna apela a “bacheos”, que son remiendos en la capa asfáltica que buscan paliar parcialmente los problemas de las calles.
Sin embargo, los bacheos se hacen de forma desprolija y los conductores lo sufren. El remiendo es inútil porque, meses después, la calle vuelve a agrietarse a raíz de las pérdidas de agua que se registran en los vetustos caños de la Essap.
Las veredas están en igual situación que las calles capitalinas. Las bocas de desagüe no se reparan y, en lugar de realizar una intervención decente, la Municipalidad apela a la pintura de los cordones, pasando por alto el problema y el peligro de tener un canal para agotar las aguas de los raudales, a cielo abierto.
Estos son ejemplos de la forma chapucera y desordenada en la que se realizan obras de mantenimiento en la ciudad de Asunción.
Lejos de ser una capital que invite a la ciudadanía, la “Madre de ciudades” es víctima del menor esfuerzo de las autoridades, las que apelan a soluciones “parche” sin tratar los problemas de fondo para eliminarse una vez por todas.
Tanto la Municipalidad de Asunción como las entidades del Gobierno Central tienen la misión no solo de mejorar el rostro de la ciudad, sino de dejar de lado la cultura del “vai vai”.