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A días de la confirmación o no de su candidatura a la presidencia de la República, el intendente Mario Ferreiro muestra en su currículum cómo se encuentra abandonada Asunción.
Un breve recorrido por el microcentro basta para observar los males de la ciudad. Basura por todos lados, monumentos con grafitis, veredas desastrosas, decenas de baches y casas abandonadas forman el paisaje de la Madre de Ciudades.
En las plazas, los niños juegan en la basura, porque es lo que abunda, no hay parques. Se percibe un olor a baño. A esto se suma la “tradicional” presencia de damnificados, y con ellos, materiales tirados en el suelo y ropas colgadas.
Pese a que la política que la Municipalidad vendió a la ciudadanía era salvaguardar las plazas, ofreciendo albergues a los damnificados en otros predios. Sin embargo, cuando la primera persona de la Chacarita subió a la plaza frente a la catedral metropolitana, la Comuna no hizo nada. Luego subió otra y otra, hasta que se llenó el sitio. Ahora se encuentra destrozada, sin pasto, con tablones que le dan un aspecto más abandonada.
Asimismo, no hay políticas concretas con respecto a las casas abandonadas, varias de ellas patrimonios que se dejan de cuidar hasta que caen. Tampoco se hace lucha contra las aguas servidas, ni un trabajo en conjunto con la Essap para mejorar el problema de los caños rotos.
Al ser consultado el arquitecto urbanista Eduardo Alfaro sobre qué debería hacer la Municipalidad para mejorar el aspecto de la capital, respondió: “Primero, debería comprar 1.000 escobas y limpiar verdaderamente la ciudad; luego rediseñarla y finalmente hacer cumplir a rajatabla el Plan Regulador”. También dijo que se tiene que buscar incentivar a los barrios a cuidar su ciudad, dándoles premios a los más limpios, por ejemplo.