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Valenzuela presidió el Jueves Santo la misa crismal en la Catedral Metropolitana y durante la misma abogó por sacerdotes que sean ministros de Dios.
En otro momento, al referirse a los casos de abusos que involucraron a sacerdotes, indicó que una de las misiones del sacerdote es la protección de los menores. En ese sentido, apuntó que la jerarquía tiene un protocolo para prevenir escándalos.
“En esta Semana Santa pedimos a Dios perdón por el escándalo de quienes han abusado de menores y rezamos por la conversión de los abusadores. Pedimos perdón a esos menores y familiares y les decimos que la misericordia de Dios nos ayudará a cuidar mejor de ellos, de quienes es el Reino de los Cielos. Es cierto que nos salpica a todos los del clero, pero también es cierto que debemos trabajar más en la prevención y en la correcta educación sexual para que en las familias se extirpe, de igual modo, el abuso sexual de menores”, indicó.
Agregó que la Iglesia debe purificarse de aquellos “depredadores que se aprovechan de la Iglesia para hacer de la suya”.
Al término de la misa, abordado nuevamente sobre el tema, indicó que estamos en un mar de corrupción y no solo debemos pedir perdón sino convertirnos y que la transparencia administrativa sea la característica de nuestro país, en las gobernaciones, en los municipios y en el interior de nuestras parroquias”, resaltó.
A su criterio, los depredadores son aquellos que se aprovechan de los inocentes, son los que originan disturbios, intranquilidad.
“Es una verdadera violencia contra los niños, porque hasta los 18 años, ellos no tienen la suficiente madurez para optar por un acto sexual libre. Es más grave si el depredador tiene una autoridad intelectual, moral, religiosa o civil o paterna porque también hay casos de padres que obligan a la niña y entonces el padre abusa de su autoridad”, puntualizó el arzobispo.
Finalmente propuso educar y enseñar a los niños el cuidado de sí mismo. No generar desconfianza de todos, pero sí estar atento ante aquellos que quieran tocar su cuerpo, hay que impedirlo; los menores deben saber que nadie debe tocar el cuerpo de un niño o niña.