Arroyos contaminados son el rostro de la desidia

El problema de la basura en los arroyos de Asunción tiene dos protagonistas: la inconsciencia de los pobladores que habitan en las cercanías y la desidia de las autoridades.

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La Comuna tiene un plan de limpieza de cauces hídricos que aún depende de que la Essap solucione las descargas de efluentes domiciliarios. A casi un año del inicio de las tareas, el problema sigue latente.

Una vuelta por los barrios periféricos de la ciudad de Asunción basta para notar cuán abandonados están los arroyos que, lejos de mostrar aguas cristalinas y constituirse en un espacio de recreación para los habitantes, son vertederos gigantes donde pululan todo tipo de alimañas.

Desde hace 24 años vive al costado del arroyo Morotî la señora Yolanda Figueredo, que se dedica a la recolección de plásticos y latas. En el lugar vio nacer a sus nueve hijos que a su vez le dieron 18 nietos. Todos han sufrido las consecuencias de vivir al lado del cauce.

La precaria vivienda está ubicada sobre la calle 21 Proyectada y Perú, calle que termina cuando inicia el arroyo. La mujer, que vende yuyos en horario vespertino y a la noche sale a recolectar desperdicios reciclables, está condenada a vivir al lado de un criadero de todo tipo de alimañas, ya que las basuras que acarrea el cauce convierte a la zona en un vertedero.

Figueredo dijo que los políticos se acercan al lugar antes de una elección, prometen “miles de cosas”, pero al final no reciben ayuda. “Nos dicen que se va a limpiar la zanja. Nadie nos hace caso porque estamos en el borde. Cuando vino el raudal derrumbó parte de mi vereda”, expresó.

Recordó que los raudales no solo traen animales muertos sino que también pañales y toallitas higiénicas que elevan los índices de contaminación en el lugar. La lluvia del viernes acarreó varias bolsas de basura que desembocaron en el arroyo.

La Municipalidad de Asunción y la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) iniciaron a mediados del mes de febrero del año pasado una serie de tareas que apuntan a la recuperación de cauces hídricos de la capital y a la limpieza de las aguas de la Bahía.

La tarea de la Essap consiste en reemplazar unos 8.380 metros de cañerías del sistema cloacal que ya han sobrepasado su vida útil. Las obras se desarrollan en tres cuencas de alcantarillado sanitario, distribuidos en siete sectores de la capital.

Por su parte, la Comuna busca combatir tres tipos de contaminantes que afectan a los arroyos de la capital: los desechos cloacales, los vertidos de los residuos sólidos domiciliarios y las basuras que se arrojan a los raudales en días de lluvia.

El director de Gestión Ambiental de la Municipalidad, Hugo Piccinini, expresó que la Comuna tiene un cronograma de limpieza de arroyos que mucho depende de lo que haga la Essap con las descargas de efluentes cloacales.

Prometió “en un altísimo porcentaje” que las cloacas ya no irán a parar a los arroyos, ya que estará habilitada la planta de tratamiento de residuos en el barrio Trinidad de la capital.

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