Anécdotas de promesas cumplidas

Agradecer por la salud, el trabajo y haber culminado exitosamente los estudios son en general las razones que animan a la gente a peregrinar hasta Caacupé.

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Un hombre cargó una pesada cruz, por la salud de su exseñora, que dice se curó de cáncer, y sin importar que la relación haya acabado cumple fielmente su promesa.

Existen otros muchos casos como el de Fernanda Ocampo, quien salió rumbo a Caacupé en la madrugada de ayer, de su casa ubicada en el barrio San Jorge de la ciudad de Limpio. Estaba peregrinando desde Ypacaraí, acompañada de su hijo Óliver, de 7 años, y de su hija Fiorella, de 2, quienes estaban ataviados con atuendos celestes, en honor de la Virgen de la villa serrana. La mujer dijo que estaba cumpliendo por segundo año su promesa, porque desde su primer embarazo soñaba con tener una hija, pero le vinieron tres varones antes. “Le pedí a la Virgencita, porque quería tener una nena. Me cumplió y ahora cada año tengo que cumplirle yo, llegando junto a ella para agradecerle”, acotó. Su pequeña niña, la que tanto anheló, la acompañaba dando unos pasitos, otro tanto iba en sus brazos y cuando el cansancio ganaba la ponía en su carrito. Por su parte, los hermanos Báez, Antonia (26 años), Natalia (18), Mónica y Pablo (16) peregrinaron desde Ypacaraí hasta Caacupé, vistiendo trajes típicos de nuestro país. “Venimos desde Emboscada a agradecer por nuestro talento y pedir que siga creciendo, para poder enseñar a niños y otros jóvenes y así ayudarles a alejarse de los vicios”, resaltó Antonia.

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