Afirman que falta de rampas de acceso en lugares públicos discrimina a ciudadanos

Asunción no es una ciudad inclusiva porque no se cumple la normativa que podría facilitar la movilidad de los discapacitados en los parques y edificios públicos. Manuel Néstor Giménez nos habla de las dificultades que le ocasiona el incumplimiento de las leyes, resaltando que ellos son parte de la sociedad por más que a mucha gente no les gusta verles.

Cargando...

Según la Ordenanza municipal de Asunción 2.5170/89 y el Decreto 1.098/98, los edificios públicos deben tener rampas de acceso para sillas de ruedas de discapacitados, también en las esquinas correspondientes a plazas y parques, e instalaciones deportivas de nuestra ciudad capital.

Sin embargo, a diario vemos que los minusválidos se sienten relegados en sus derechos porque estas normativas no se cumplen.
"Somos parte de la sociedad, por más que a mucha gente no le guste vernos. Así manifestó Manuel Néstor Giménez, presidente de la Asociación de Rehabilitación del Impedido Físico del Paraguay, presidente de la Federación Paraguaya de Discapacitados y consejero de la Organización Mundial de Personas con Discapacidad.

Según Giménez, unas 500 mil personas del país padecen algún tipo de discapacidad leve o grave. Y la mayoría tiene problemas para asistir a las escuelas por falta de rampas de acceso. Además, a muchos maestros no les gusta tener a un discapacitado en su clase porque son más lentos al escribir y al hablar, aunque admite que hay un esfuerzo de integración educativa de parte del Ministerio de Educación y Cultura, pero con pocos logros.

Agrega que la queja mayoritaria de las personas discapacitadas, tanto físicas como visuales, es la accesibilidad y ello coarta las posibilidades de superación, de acceder a un trabajo digno, la falta de escolaridad y eso atenta contra los derechos humanos del sector.

Añade que tampoco permite que las personas con discapacidad tengan un lugar propio, porque al no tener ingreso, sea mujer o varón, no puede tener independencia económica.

Respecto a las barreras arquitectónicas, indicó que es paradójico que en la central administrativa del Ministerio de Salud Pública no se tenga rampa de acceso ni elevador. "En esas condiciones, los discapacitados no podemos hablar con ningún directivo del Ministerio. Tenemos que trepar una escalera tipo caracol de muchos escalones. Tampoco tenemos acceso en varios centros de salud y mucho menos a los sanitarios de esos lugares que son muy estrechos", dijo Giménez, presidente de la ARIFA.

Acota que tampoco los discapacitados con muletas o sillas de rueda pueden subirse al transporte público de pasajeros. "Los choferes no tienen conciencia. Muchos conductores al vernos aceleran al máximo el vehículo para no alzarnos. No pedimos gratuidad en el pasaje, solo un poco de paciencia y comprensión debido a la limitación que tenemos", significó.

No quieren ser una carga para la sociedad sino ser útil para la misma, pero encuentran muchas trabas que les impiden valerse por sí mismos, recalca también nuestro entrevistado.

El Gobierno firmó convenios internacionales en 1994 sobre no discriminación de las personas discapacitadas, pero no se cumple. Tampoco la Ley 2.479/04 que establece la obligatoriedad de la integración en un 2 por ciento como mínimo de las personas discapacitadas al sector público.
En Asunción, según las últimas estadísticas, viven unas 130 mil personas con algún tipo de discapacidad que son potenciales votantes, y que sumados a sus familiares podrían triplicar la cantidad de posibles simpatizantes.

Sin embargo, a dos meses de las elecciones municipales no hemos escuchado ninguna propuesta de los candidatos que van a hacer algo por el sector de la discapacidad, sentenció.
"Necesitamos una ciudad para todos, no un lugar hostil, que discrimina a través de las barreras que se ponen a través de los municipios", significó Giménez, a la vez de agregar que el Banco Central del Paraguay, la Defensoría del Pueblo, el Teatro Municipal, el Palacio de Gobierno y muchos bancos tampoco tienen rampas en las calzadas y las puertas de los sanitarios de dichos edificios son angostas, hecho que impide ser usado por un discapacitado en silla de ruedas.

Respecto a su caso particular, nos dijo que es una discapacidad adquirida. A los 16 años sufrió en su pueblo Iturbe un politraumatismo medular a raíz de un proyectil que le dejó sin poder caminar. No obstante, terminó la secundaria y luego estudió Periodismo en el entonces Instituto de Periodismo. Trabajó en varios periódicos y revistas de nuestra capital. Es casado y tiene dos hijos.

"Cuando la discapacidad es por accidente es traumática, porque es difícil comprender por qué uno podía caminar y correr feliz detrás de la pelota y de repente ya no puede integrarse al equipo de antes, por la dificultad que tiene", sentencia.
Añade que se necesitan muchos años de buen acompañamiento sicológico y siquiátrico para forjar una nueva expectativa de vida. "Además, todo el entorno social y las construcciones de los locales donde funcionan las instituciones públicas están en función a las personas consideradas normales", siendo excluidos los discapacitados, concluyó.


elvira@abc.com.py
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...