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Visitamos a los 48 abuelos de entre 60 y 90 años de edad y comprobamos que necesitan de todo, porque el presupuesto que el Gobierno asigna a la institución no alcanza para que vivan dignamente. Al llegar al local nos encontramos con la falta de higiene del hogar. Muy por el contrario del hogar de ancianas Nuestra Señora de la Asunción, dirigida por religiosas, donde había mucha limpieza y pulcritud.
Conversamos con el abuelo Concepción Fernández (81), que hace dos años vive en el hogar. Tiene dos hijos, María y Cacio, y dos nietos que viven en Luque. Don Concepción estaba con mucho dolor en la pierna derecha que tiene hinchada. Afirma que le gustaría que sus hijos le visiten. No se queja de la atención del hogar, pero afirma que le gustaría tomar terere y comer algunas golosinas. Dijo que hacen falta muchos remedios para diferentes tipos de afecciones.
En cuanto a la rutina del hogar, habló de que desde las 5:00 algunos de sus compañeros ya se despiertan a escuchar radio y conversan recordando los años de juventud. Para seguir el recorrido por los pabellones, dejamos a don Concepción para hablar con otros abuelos. Encontramos a Julián Herrera Martínez, de 83 años de edad, quien es poeta y tiene registradas seis poesías en Autores Paraguayos Asociados (APA), hace 21 años que vive en el hogar. El es el más antiguo en el hogar. Otros abuelos desde sus camas decían que les hacen falta frutas, golosinas y ropas de verano.
Leopoldo Soria tiene una lucidez envidiable a sus 80 años de edad. Hace un año que vive en el hogar. De su juventud recuerda que era jugador en San Lorenzo y luego árbitro. Tiene cuatro hijos. Sus hijas Mónica y Martha son quienes más le visitan. Afirmó no tener vicios, pero le gusta la carne.
"Últimamente solo comemos fideo sin carne. En el hogar nos cuidan bien, el personal muchas veces saca hasta de su bolsillo para comprar cuando nos hace falta algo. Aquí me operaron de la vista, porque padecía catarata. Estoy muy agradecido por eso", puntualizó y agregó que quiere que vengan sus hijas a visitarle, aunque comprende que trabajan mucho y tienen poco tiempo.
Según los abuelos, necesitan frutas, leche, yogur, carne, azúcar, panificados que son de primera necesidad. Igualmente artículos de limpieza, jabón en polvo, lavandina, detergente, jabón de tocador, máquinas de afeitar y medicamentos.
Opinión de la directiva
La directora de la institución, Francisca González de Fonts, dijo que si bien la principal carencia que tienen los abuelos es la afectiva, también necesitan muchas cosas materiales.
Pudimos constatar que hacen falta en el hogar nuevos pabellones de baños, porque los actuales están muy deteriorados.
Nos informó, asimismo, que en el hogar cuentan con 60 empleados, de los cuales la mitad son enfermeras, divididos en los turnos de mañana, tarde y noche, sábados y domingos.
Apuntó que frecuentemente tropiezan con el inconveniente de las licitaciones que tardan para la provisión de alimentos. Y por eso recurren a la ciudadanía que siempre responde favorablemente.
Precisó que los abuelos tienen cinco comidas al día. Por eso la provisión que reciben de Bienestar Social resulta escasa. Tienen desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena.
"Se usan como 60 unidades por día de pañales que se cubren con donaciones. Los productos de limpieza son insuficientes porque hay cinco pabellones que deben limpiarse dos o tres veces al día", manifestó González de Fonts.
Explicó que las sábanas y las frazadas son cambiadas dos veces al día, por lo que se usa de entre cinco a 10 kilos de jabón en polvo diariamente. Lo mismo la lavandina y el desodorante de piso.
Posibles donaciones
"Un poco de ayuda de la ciudadanía puede suponer mucho. Si se tiene tiempo libre y se visita a los abuelitos, ellos se sentirán felices con la visita", dijo Francisca González. La directora, que tiene cuatro años al frente de la institución, manifestó que los abuelos necesitan más visitas porque se sienten muy solitos. Y pasan largas horas en silencio.
"La gente tiene que querer más a sus abuelitos porque se deshacen de ellos muy fácilmente. Hay muchos sin familia. Para ellos, el Gobierno tendría que abrir más hogares de ancianos a nivel público. Tengo una larga lista de espera de ingreso y en el hogar solo con la defunción de un interno hay un espacio libre", concluyó.
Para las donaciones contactar con la directora al teléfono del hogar 290-144 o dirigirse al hogar ubicado en Sacramento 1.831 (frente a la salida principal del IPS).
Conversamos con el abuelo Concepción Fernández (81), que hace dos años vive en el hogar. Tiene dos hijos, María y Cacio, y dos nietos que viven en Luque. Don Concepción estaba con mucho dolor en la pierna derecha que tiene hinchada. Afirma que le gustaría que sus hijos le visiten. No se queja de la atención del hogar, pero afirma que le gustaría tomar terere y comer algunas golosinas. Dijo que hacen falta muchos remedios para diferentes tipos de afecciones.
En cuanto a la rutina del hogar, habló de que desde las 5:00 algunos de sus compañeros ya se despiertan a escuchar radio y conversan recordando los años de juventud. Para seguir el recorrido por los pabellones, dejamos a don Concepción para hablar con otros abuelos. Encontramos a Julián Herrera Martínez, de 83 años de edad, quien es poeta y tiene registradas seis poesías en Autores Paraguayos Asociados (APA), hace 21 años que vive en el hogar. El es el más antiguo en el hogar. Otros abuelos desde sus camas decían que les hacen falta frutas, golosinas y ropas de verano.
Leopoldo Soria tiene una lucidez envidiable a sus 80 años de edad. Hace un año que vive en el hogar. De su juventud recuerda que era jugador en San Lorenzo y luego árbitro. Tiene cuatro hijos. Sus hijas Mónica y Martha son quienes más le visitan. Afirmó no tener vicios, pero le gusta la carne.
"Últimamente solo comemos fideo sin carne. En el hogar nos cuidan bien, el personal muchas veces saca hasta de su bolsillo para comprar cuando nos hace falta algo. Aquí me operaron de la vista, porque padecía catarata. Estoy muy agradecido por eso", puntualizó y agregó que quiere que vengan sus hijas a visitarle, aunque comprende que trabajan mucho y tienen poco tiempo.
Según los abuelos, necesitan frutas, leche, yogur, carne, azúcar, panificados que son de primera necesidad. Igualmente artículos de limpieza, jabón en polvo, lavandina, detergente, jabón de tocador, máquinas de afeitar y medicamentos.
Opinión de la directiva
La directora de la institución, Francisca González de Fonts, dijo que si bien la principal carencia que tienen los abuelos es la afectiva, también necesitan muchas cosas materiales.
Pudimos constatar que hacen falta en el hogar nuevos pabellones de baños, porque los actuales están muy deteriorados.
Nos informó, asimismo, que en el hogar cuentan con 60 empleados, de los cuales la mitad son enfermeras, divididos en los turnos de mañana, tarde y noche, sábados y domingos.
Apuntó que frecuentemente tropiezan con el inconveniente de las licitaciones que tardan para la provisión de alimentos. Y por eso recurren a la ciudadanía que siempre responde favorablemente.
Precisó que los abuelos tienen cinco comidas al día. Por eso la provisión que reciben de Bienestar Social resulta escasa. Tienen desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena.
"Se usan como 60 unidades por día de pañales que se cubren con donaciones. Los productos de limpieza son insuficientes porque hay cinco pabellones que deben limpiarse dos o tres veces al día", manifestó González de Fonts.
Explicó que las sábanas y las frazadas son cambiadas dos veces al día, por lo que se usa de entre cinco a 10 kilos de jabón en polvo diariamente. Lo mismo la lavandina y el desodorante de piso.
Posibles donaciones
"Un poco de ayuda de la ciudadanía puede suponer mucho. Si se tiene tiempo libre y se visita a los abuelitos, ellos se sentirán felices con la visita", dijo Francisca González. La directora, que tiene cuatro años al frente de la institución, manifestó que los abuelos necesitan más visitas porque se sienten muy solitos. Y pasan largas horas en silencio.
"La gente tiene que querer más a sus abuelitos porque se deshacen de ellos muy fácilmente. Hay muchos sin familia. Para ellos, el Gobierno tendría que abrir más hogares de ancianos a nivel público. Tengo una larga lista de espera de ingreso y en el hogar solo con la defunción de un interno hay un espacio libre", concluyó.
Para las donaciones contactar con la directora al teléfono del hogar 290-144 o dirigirse al hogar ubicado en Sacramento 1.831 (frente a la salida principal del IPS).