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Militares y policías formaron un cordón en medio de la calle por donde debía atravesar la comitiva, impidiendo por unos 20 minutos el paso de miles de peregrinos, unos queriendo salir de la Basílica y otros que llegaban para rezar.
Esta situación despertó la furia de las personas que estaban en el sitio y causó que dos embarazadas se desvanecieran y niños se descompensaran por estar apretujados en el lugar, por lo que tuvieron que ser evacuados.
La gente molesta comenzó a gritar y a exigir su derecho de transitar libremente cuando apareció Abdo Benítez en compañía de su esposa, ambos sonriendo y saludando a la gente. Sin embargo, recibieron los abucheos de los presentes que inmediatamente empezaron a gritar “¡fuera!” y “¡corrupto!”, entre otros epítetos.
Los abucheos y gritos se intensificaron cuando ingresó el ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor, a quien también le gritaron “fuera anti Lince”, “bandido” y “burro”.
Una gran cantidad de autoridades y funcionarios públicos integraban la comitiva que ingresó raudamente y con evidentes signos de incomodidad a causa de las agresiones verbales. El dispositivo implementado por militares encargados de la custodia fue muy criticado por fieles y sacerdotes, por la colocación de vallas y la prohibición del ingreso de peregrinos en la explanada desde las cuatro de la madrugada hasta casi las nueve de mañana. Este tipo de hechos solo pasaban en tiempos de la dictadura, jamás en democracia, comentaron.