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El doctor Sequera manifestó que la epidemia de covid-19 no va a terminar después de la cuarentena, y que un alto porcentaje de la población va a contagiarse, pero la meta es que no haya una explosión de infecciones y enfermos, lo cual ya se está logrando gracias a las disposiciones de aislamiento.
“Las medidas que estamos haciendo pueden parar la epidemia, pero eso es imposible también (por ser insostenibles en el tiempo). Nosotros debemos intentar mantener un índice de contagios cerca de uno, o un poquito arriba, para que haya contagios pero de manera controlada, y que estos se den preferiblemente en la gente joven, en el adulto joven porque es el grupo que menos se enferma”, refirió.
El doctor Sequera explica que en esta población se produce la mayor cantidad de contagios y la menor cantidad de enfermos. Es el grupo de más asintomáticos.
“En este grupo tenemos que saber administrar la exposición. Si esta persona se va a enfermar que sea preferentemente la que no está en contacto con adultos mayores y si este joven vive con un adulto mayor debe apartarse. Por eso también se está habilitando todo el sistema de lugares de albergue e inclusive algunos hoteles para los casos nuevos sin síntomas delicados, que no necesitan ir a hospitales”, dijo.
La lógica en este planteamiento es que los adultos jóvenes van a poder sobrellevar el virus y producir la inmunidad necesaria que finalmente va a proteger a toda la población. En cuanto a los adultos mayores, son los que más deben estar a resguardo durante la epidemia, apuntó.
El médico también resaltó que si logramos alcanzar el escenario “más benigno” de la epidemia covid-19, este sería similar al de la influenza “en dinámica y en el nivel de mortalidad”. Los números de la influenza del año pasado en nuestro país arrojan más de 9.000 hospitalizaciones, de las cuales 1.200 ingresaron a terapia intensiva y 120 fallecieron.