Cargando...
La inspiración le surgía a mamá –Gladys Carmagnola– en cualquier momento. En cierta ocasión ella lavaba ropas en el fregadero, cuando vivíamos en la hermosa ciudad de Luque. Siendo yo niña aún, me llamó, y me dijo: Ceci, vení por favor con unas hojas y un lápiz, te voy a dictar algo. Eso no era raro. Lo que me dictó fue un poema. Las ideas le fluían sin bloqueos ni reposo. Le encantaba tanto leer como escribir, y no siempre contaba con el tiempo suficiente para hacerlo.
Enero. Ese era el mes entero con el que contaba para escribir sin pausas ni prisas. Enero, porque durante ese mes le correspondían sus vacaciones laborales.
En una mesa grande y cómoda, donde escribía sin cesar, verso a verso.
Optaba por hacerlo en tiras de papel, que luego iba acomodando según le pareciera.
Así surgieron libros y libros de poemas, para niños, para adultos.
Cuentos en versos mientras los segundos, los minutos y los días pasaban.
Cada palabra era importante, y en ella, cada letra.
“Ceci, pasame el diccionario”, era el pedido rutinario.
Así también era el momento hermoso para aprender juntas las palabras, aquellas que fueran ideales.
Y era como nacían libros llenos de sentimientos, recuerdos, esperanzas.
¿Cuál habrá sido ese poema que me dictó mientras lavaba las ropas?
Pudo haber sido “Te amo, palabra”.
En estos momentos en los que tenemos tiempo para estar en casa y compartir en familia, contamos con el espacio ideal para inspirarnos y escribir nuestras esperanzas y anhelos.
Los niños tienen la oportunidad de redactar breves relatos acerca de lo que realizan en el hogar, o algo que tenga que ver con la escuela o con sus amiguitos y amiguitas.
Cualquiera puede ser un tema para escribir.
Incluso las recetas de cocina tienen la posibilidad de convertirse en ese recetario que nunca tuvimos tiempo para escribir y coleccionar.
El objetivo es aprovechar el tiempo con el que contamos para estar en el hogar y convertirlo en ratos entretenidos y productivos.
Podremos expresar nuestros sentimientos a través de la palabra tanto en prosa como en verso.
¡Cuántos recuerdos tenemos de la infancia, el jardín de infantes, la escuela, el colegio! ¡A escribir!