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ITACURUBÍ DE LA CORDILLERA, Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Alumnos, docentes y padres de la escuela y colegio Feliciana Almada de Acosta, de la Compañía Potrero Angelito, se movilizan desde el primer día de clases debido a la falta de aulas, que les obliga a estudiar bajo árboles, en medio de escombros y maderas con clavos.
A la institución acuden unos 285 alumnos del prejardín al último año de la Media. El Nivel Inicial es el afectado por la falta de aulas. Alumnos del colegio cedieron sus clases a los más pequeños.
En diciembre, la Municipalidad local, administrada por Saúl Cristaldo (ANR), decidió refaccionar y cambiar el techo de un pabellón de la institución. Los trabajos se adjudicaron vía contratación directa a Fausto Encina Cabral y costarán unos G. 152 millones, fondo provenientes del Fonacide. Sin embargo, hoy las obras están paralizadas y todos los escombros, tirados en el patio de la institución, lo que constituye un peligro para los niños.
Para los padres, las tres aulas que componen el pabellón podrían derrumbarse por la mala calidad de las obras. El techado se realizó con vigas de cemento sobre endebles paredes que ahora tienen profundas grietas. Asimismo, el peso del tejado nuevo provocó hundimientos en los pisos. Todo porque no se construyeron zapatas o encadenados para sostener la estructura.
La comunidad educativa exige que profesionales del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) fiscalicen las obras. El intendente Cristaldo señaló que las estructuras de hormigón que exigen los padres no se encuentran en las especificaciones técnicas del llamado. Dijo que esas especificaciones las determinó el MEC, pero después afirmó que se definieron según dictamen de un asesor de obras.