Que el calor no te ponga de mal humor

Si antes deseábamos con ansias que llegara el calorcito de verano para compartir momentos con amigos y familia, ahora el agobiante calor nos pone antipáticos, intolerantes y más sedentarios. El cambio climático afecta la vida y las relaciones.

La sugerencia es tomar un tereré bien frío con remedios refrescantes.
La sugerencia es tomar un tereré bien frío con remedios refrescantes.

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Tereré helado, protector solar, gorros, sombreros, sombrillas, lentes de sol, etc. todo un arsenal para paliar el calor.

Pero además hay perjuicio psicológico: “No molestes, encima que estoy nerviosa, hace calor”, “ya no aguanto más nada ni a nadie, estoy por explotar”, “de este verano parece que no paso”.

Las altísimas temperaturas nos afectan al cerebro, al cuerpo, a las ganas. “Existe la realidad del cambio climático. Cualquiera puede percatarse de que nunca hemos soportado estos niveles de calor extremo. Esta temperatura afecta nuestro cuerpo y estado de ánimo”, dice la doctora en sicología, especialista en estrés postraumático, Susana Vázquez. Según nos explica: “Se activa el hipotálamo, que es la zona del sistema nervioso encargada de la homeostasis corporal o equilibrio del organismo. Cuando aumenta la temperatura impulsa procesos biológicos de equilibrio como la sudoración, la vasodilatación y la producción de adrenalina, ya que el organismo se siente amenazado. Aparecen los síntomas propios del estrés y se pierde la paciencia, brota la agresividad y nos sentimos mal”.

–¿Es cuestión de saber aguantar?

Aunque nuestro cuerpo está preparado para adaptarse a los cambios de temperatura, y a pesar de que cada persona las tolera mejor o peor superados los 40 grados (especialmente si el cambio climático es muy brusco), nuestro organismo comienza a mostrar síntomas físicos como el cansancio u otros derivados del golpe de calor. También se evidencian otros de carácter psicológico y habitualmente asociados al estrés o la ansiedad, como el insomnio, la falta de concentración, irritabilidad, agresividad e inquietud.

–Para muchos, la época veraniega se ha transformado en un “no quiero salir, prefiero quedarme en casa con el aire”

El verano se pintaba ideal en otros tiempos, hoy día más bien hay que armarse de valor y soportarlo, ya que el cambio climático es una realidad candente. Mucha gente no quiere salir de su casa, principalmente las personas mayores, porque sienten que en cualquier momento se podrían descompensar. No es una solución quedarse encerrado, pero sería un mal menor. La gente joven tiene más resistencia, funciona mejor a pesar de todo, pero tampoco debe abusar ni arriesgarse tanto.

–¿Qué consecuencias nos trae con los demás?

El intenso calor produce estrés y malhumor; la irritabilidad, la desconcentración y el estrés térmico son algunos de los factores que se desencadenan. Sudor, cansancio, estado de ánimo, en todo afecta. El calor excesivo afecta los centros emocionales cerebrales, lo que finalmente puede alterar el comportamiento, humor, carácter y la capacidad de mantener relaciones interpersonales armoniosas. Además, las temperaturas extremas producen la pérdida de líquidos, sales minerales necesarias para el organismo, originando deshidratación y agotamiento.

–¿Cómo podemos tranquilizarnos?

Es importante evitar sentirse culpable o incapaz por sentirse mal, más bien hay que ir tomando medidas saludables, las simples y efectivas como beber agua, no consumir alcohol, comer frutas y verduras. Tomar duchas frescas. Evitar comidas pesadas. No salir cuando el sol está alto. Hacer siesta. Usar protectores, ropa holgada. Esto lo sabemos y no lo hacemos; tenemos que poner de nuestra parte y eso cuesta.

Antes es más útil reconocer que existen factores que nos hacen sentir mal, como la humedad, cuyos altos índices provocan enlentecimiento de la capacidad de reaccionar, somnolencia e irritabilidad. Presión atmosférica alta: afecta a nuestra atención y memoria (disminuyen); además pueden aparecer dolores de cabeza, que nos harán desconcentrar, deprimirnos o estar inquietos.

Si tomamos conciencia de estos fenómenos, nos cuidamos; este conocimiento nos da el poder de encontrar soluciones y no permanecer en el malestar.

Calor y violencia

Los problemas que ya tengamos pueden empeorar o dispararse a más de 40 grados. La Dra. Vázquez señala que “el Dr. Craig Anderson, profesor de sicología de la Universidad de Iowa, presentó un estudio que comprobó que el calor extremo aumenta la hostilidad e irritabilidad, factores precursores de la violencia. Las estadísticas muestran que las regiones con temperaturas máximas registran mayor número de actos delictivos.

”Observó cómo los delitos que implicaban violencia, asesinatos o violaciones eran más propensos en la época de verano que aquellos que no contenían ataques agresivos.

”Otros estudios determinaron que cuando el estrés térmico aumenta se produce menor rendimiento académico y laboral, y esto desencadena aun en mayor estrés, causando desgano y peores resultados”.

El verano pasará pronto, pero debe servirnos para aumentar nuestro conocimiento sobre las soluciones que debemos poner en práctica para que con nuestras familias podamos ponernos a resguardo y superarlo en pos de la salud y el bienestar.

Consejos

La ola de calor es un periodo de días en los que la temperatura se mantiene elevada más de lo normal, tanto de día como de noche. Para nosotros, acostumbrados a casi 40 grados centígrados, sería esta cifra o superándola por varios días.

Las canículas severas, es decir, la temporada más alta y extensa de calor, pueden generar hipertermia (golpe de calor). Las personas que deben estar más protegidas son: los ancianos, con discapacidad, niños menores de 5 años; las personas con enfermedades crónicas (hipertensión, diabetes, cardiopatía, obesidad, alcoholismo); las personas que realizan trabajos físicos intensos en las horas más calurosas.

Para evitar las consecuencias:

-Si es posible, evite salir de casa durante las horas centrales (12 del mediodía y 6 de la tarde). Rige lo mismo si hace deportes al aire libre.

-Beba más líquidos, sin esperar a tener sed (agua preferentemente).

-Descanse con frecuencia a la sombra. No permanezca en espacios poco ventilados y sin aire o ventilador.

- En la casa coloque antisolares (toldos, cortinas, pirí) sobre las ventanas en las horas de más luz y calor.

-Controle el estado de sus alimentos.

-Controle el estado de sus instalaciones eléctricas y no sobrecargue.

-No deje el automóvil cerrado con niños, ancianos o mascotas dentro.

-Tenga siempre a mano los teléfonos de urgencia.

lperalta@abc.com.py

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