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“Vine a conocer la situación en que se manejan y si bien existen denuncias de robos, este cementerio tiene varias hectáreas de extensión y el control del predio se hace difícil, sobre todo por la falta de empleados”, señaló el intendente.
Agregó que están analizando soluciones para evitar que se siga robando y una de las posibilidades es la colocación de cámaras de circuito cerrado en puntos estratégicos. “Hablando con los funcionarios, ellos se quejaron de que cada vez son más pocos. La gente se está jubilando y ya no se les repone. Atendiendo la gran cantidad de oficinistas que no tiene función especifica, estamos viendo un plan para convertir a estos funcionarios ociosos en obreros operativos. Es una opción que se le va dar a algunos antes de ser sacados”. dijo Rodríguez sin dar más detalles.
Agregó que otra problemática que se mencionó en la reunión fue que ya no existen lugares en el cementerio. Los obreros señalaron que se deben hacer espacios para los nuevos pedidos de sepultura que se tienen a diario. “Lo que se hace es buscar los lugares que están abandonados. Una vez identificados, se averigua su situación de pago de impuestos. Si el movimiento es nulo, se procede a rescatar el sitio para dar lugar a otro”, dijo Gerardo Arévalos, jefe de necrópolis de la Comuna.
Agregó que la situación es la misma en los demás cementerios, del Sur y del Este. Señaló que existen proyectos de crear espacios con los nuevos estándares de camposantos, en los que se cuida la naturaleza evitando el uso de construcciones.
Insistió en la necesidad de que los cementerios cuenten con más obreros para dar un mejor servicio a los contribuyentes.
De convento a cementerio
La Recoleta es el principal cementerio de la Capital y alberga a decenas de personajes históricos que reposan en panteones deteriorados y poco visitados.
El camposanto está en el barrio del mismo nombre, que se debe a los Franciscanos Recoletos, quienes reconstruyeron su convento en el lugar en el que hoy está la iglesia de dicho nombre. Cuando en 1824, el doctor Gaspar Rodríguez de Francia suprimió por decreto las comunidades religiosas en el Paraguay, los recoletos tuvieron que abandonar el convento que más tarde sería utilizado como cementerio.