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“Es una mafia. Ellos alquilan y viven a costillas del municipio capitalino y de nosotros. Los verdaderos conductores sufrimos mucho porque no hay vacaciones, ni seguro médico, ni aguinaldo y si exigimos nuestros derechos ya nos amenazan”, expresó Juan Chamorro, taxista de la parada 41, ubicada en Bruselas y San Martín.
Él y sus compañeros se animaron a hablar con nuestro diario: La parada 41 fue habilitada por la Comuna asuncena, en ella figuran 16 permisionarios a quienes nunca se les ha cobrado un canon. Sin embargo, estos permisionarios no son taxistas sino que alquilan los permisos a terceros (de forma irregular). A su vez, estos terceros ponen sus autos y contratan a conductores que son los que realmente son los taxistas.
En la parada 41 se cobra en concepto de alquiler G. 1 millón semanal, que sería G. 4 millones al mes. Si multiplicamos esto por 16 permisionarios, en un mes entran G. 64 millones, y al año serían G. 768 millones. Ni un solo guaraní va a la Comuna, y en la mayoría de los casos tampoco llega al fisco porque no hay facturas ni recibos, todo es “en negro”. La ordenanza 26/92 prohíbe rotundamente el alquiler o venta de paradas.
Chamorro ha presentado una denuncia al Ministerio del Trabajo y en conjunto con sus compañeros presentará hoy una nota a la Junta Municipal capitalina, en la que piden una intervención de la parada y se ponen a disposición. En el documento anexan la lista de los que verdaderamente trabajan en el sitio. Las autoridades se han demostrado totalmente incompetentes a la hora de investigar esta mafia, durante años.
Wilfrido Escobar, taxista hace 18 años, dijo que ni siquiera conocen a los que figuran como permisionarios porque no son taxistas, sino empresarios.
“Ojalá todos los compañeros de las 79 paradas se animen a denunciar este fraude y que logremos que nos dejen trabajar tranquilos”, añadió Chamorro.
Contactamos con Arsenio Ayala, delegado de la parada y quien estaría implicado en el cobro irregular y quien habría amenazado a los taxistas para que no hablen, y dijo que sí trabaja en la parada, pero que no desea hacer declaraciones.