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“El origen del Obispado de las Fuerzas Armadas de la Nación y la Policía Nacional se remonta a la época de la Colonia, en especial en la Institución del Patronazgo real que, mediante la Bula ‘Universalis Ecclesiae’, del 28 de julio de 1507, establecía una relación de interdependencia entre la Iglesia y el Estado”, dice el obispo.
Según Mons. Martínez, desde el nacimiento de la República del Paraguay, el Ejército Nacional fue asistido por los servicios espirituales de sacerdotes y capellanes. Destacada actuación, entre otros sacerdotes y frailes, tuvo el capellán del ejército en campaña el sacerdote José Agustín Molas, quien participó en la lucha por la independencia nacional en 1811 y que lo convirtió en prócer de la República del Paraguay.
En la Guerra contra la Triple Alianza, los capellanes no solo actuaron como ministros de Dios sino también como enfermeros, camilleros y sepultureros de tantos héroes de la patria. Ellos infundieron nuevos alientos espirituales a la patria desangrada, pues había que salvar a toda costa la esperanza y anunciar un mejor porvenir ante tanta desolación.
De acuerdo a su relato, durante la Guerra del Chaco, los capellanes pusieron su ministerio espiritual al servicio de la Patria y a favor de sus hermanos. Innumerables combatientes recibieron la absolución y el perdón de sus pecados antes de cerrar sus ojos definitivamente. Algunos templos católicos fueron utilizados como hospitales de campaña. Los capellanes acompañaron a oficiales, suboficiales, soldados y sus familias, en sus logros, en sus penurias.
El obispo castrense señala que hoy, en las actuales circunstancias, misión fundamental del Obispado es la evangelización, que consiste en el anuncio de la Palabra de Dios, en la formación de una comunidad cristiana que responda a los valores morales y éticos de la fe profesada y al resguardo de los principios e ideales patrios. El acompañamiento de nuestros capellanes a los contingentes uniformados en situaciones críticas y en situaciones de riesgo como en el norte del país, en las misiones de paz, como fuera en Haití. Mediante los sacramentos se favorece al crecimiento espiritual, y se cohesiona al personal para que pueda fomentar la solidaridad y el “espíritu de cuerpo”, fundamental en los recintos castrenses y policiales.
Martínez considera que el obispado de las FF.AA. y PN suple de alguna manera y en algunos aspectos, la labor del Estado dispuesto en el Art. 68 de la Constitución Nacional del Paraguay, referente a la promoción y protección a la salud. Derecho fundamental de la persona, como la salud mental, valores morales, espirituales, valores patrióticos, valores en relación dignidad humana, a la vida, a la familia, y esta labor debe ser remunerada según la Constitución por ser un trabajo, que además tiene que estar exento de discriminación en razón de la religión, u otras formas de discriminaciones.
El papa Francisco recordaba este jueves 31 de octubre a los obispos y capellanes castrenses y policiales que su misión es crear conciencia de que los militares son “ministros de la seguridad y de la libertad de los pueblos” (Gaudium et spes, 79). “Estáis en medio de ellos, dijo el Santo Padre, para que estas palabras, que la guerra ofende y aniquila, sean realidad, den sentido a la vida de tantos jóvenes y menos jóvenes, que, como soldados, no quieren que se les roben los valores humanos y cristianos” (Roma, Audiencia de Obispos y Capellanes con el papa Francisco, 31 de octubre de 2019).
Finalmente sostiene que lo mismo que en Paraguay, en todo el mundo hay en torno a 80 obispados militares y, en nuestro Continente, hay presencia de la Iglesia en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, Centro América, Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Perú, Colombia y otras naciones que tiene la misión de acompañar a los militares y policías, en tiempos de paz y en circunstancias adversas, asistir a sus esposas e hijos, a sus familias.
Depende de la Santa Sede
El Obispado de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional depende de la Santa Sede. Se debe a acuerdos bilaterales firmados entre la República del Paraguay y la Sede Apostólica. El documento originario es la Pontificia Instrucción “Sollemne Semper”... del papa San Juan XXIII. En 1960 se crea el Vicariato Castrense.