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Según el reporte de la Municipalidad, 33 familias se mantienen en la nueva Costanera, en una de las zonas de estacionamiento. Los damnificados alegan no tener un lugar donde ubicarse, pues sus casas estaban por donde pasa ahora la nueva avenida. Señalaron que hay un compromiso del Gobierno, a través del Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat, de darles un lugar permanente.
“Hace 2 años que andamos deambulando de aquí para allá y eso no es vida. Queremos una respuesta oficial porque ahora nos quieren reubicar nuevamente en un refugio y tenemos mala experiencia en este tipo de sitios. Nos dijeron que nos iban a dar para nuestras casas, cuando nos sacaron de donde vivíamos, pero después nada”, dijo Benita Falcón, una de las afectadas.
Agregó que el proceso de buscar un lugar definitivo para ellos ya lleva unos 24 meses y piden al Poder Ejecutivo más celeridad. “La gente piensa que nos gusta vivir así. O que queremos estar acá (en la nueva Costanera), pero para nosotros es una tortura. Los autos a toda velocidad, poniendo en peligro a los niños. El ruido, la falta de baños. Todo es más difícil”, señaló.
Por su parte, el Abog. Víctor Hugo Julio, director de Gestión de Riesgo de la Comuna, señaló que hay conversaciones para ir desalojando el espacio público. “Vamos hablando con cada familia. Algunas deciden y se van y otras esperan a ver cómo van las negociaciones con el Ministerio de la Vivienda y el MOPC”, indicó.
Aseguró que con los días el sitio se irá despejando, ya que más que nada lo que motiva a los ocupantes es la medida de presión que ejercen al estar en el lugar, pero que el deseo generalizado es salir de ahí por diferentes factores, como ser el espacio, el extremo calor, etc. “En los últimos días, 10 familias dejaron la Costanera y fueron a otros sitios, como San Miguel, San Antonio y Caacupemí. Es cuestión de tiempo”, señaló.
La mayoría de las personas que se mantienen en la nueva vía se dedica al reciclado de residuos, por lo que se observan muchas botellas de plástico y cartones, dando un mal aspecto a la zona.
Actualmente, el río está en un nivel de 2,14 metros. El nivel máximo del cauce fue a finales de mayo, cuando llegó a 7,58 metros, lo que obligó a que centenares de familias de los bañados fueran reubicadas en refugios, calles y avenidas. Desde junio, las aguas vienen bajando sostenidamente. Otro sitio preocupante y que sigue ocupado es el centro histórico de Asunción, donde las plazas están totalmente destruidas y la reparación, como siempre, se hará con dinero de los contribuyentes.