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La legalización del parque automotor disminuyó en gran medida el robo de vehículos y acabó con el tráfico de autos hacia Bolivia, donde eran canjeados por cargas de cocaína, señalaron fuentes de la Policía.
Sin embargo, los robos persisten y las estadísticas revelan que se registra un promedio de tres robos por día.
Casi la totalidad de los vehículos sustraídos son modelos antiguos o de los tipos importados vía Chile, cuyos repuestos no están disponibles en plaza.
De acuerdo a los investigadores, el 90% de los autos robados en la capital y algunas ciudades del interior son reducidos en los desarmaderos clandestinos, principalmente en el departamento Central.
La totalidad de los accesorios, excepto el chasis, son comercializados como repuestos usados en algunos establecimientos comerciales del ramo instalados en las principales ciudades del país.
Con este sistema, las organizaciones criminales que se dedican al robo de vehículos generan millonarias ganancias mensualmente.
Los desarmaderos clandestinos siguen operando gracias a la complicidad de algunos agentes del departamento de Control de Automotores, que actualmente está a cargo del Crio. Princ. Roque Godoy.
Supuestamente, los propietarios de estos locales clandestinos pagan una importante suma mensual a los uniformados en carácter de “tributo” para que puedan “trabajar” tranquilamente.
Una estadística anual, actualizada hasta el mes de noviembre último, señala que 659 vehículos fueron robados en el país. Sin embargo, Control de Automotores solo recuperó 368 rodados en ese lapso, la mayoría de estos abandonados en las calles por los delincuentes. A raíz de esta situación se analiza la posibilidad de replantear las estrategias para combatir el robo de vehículo, dijeron.