La señora, tras ser contactada por nuestro diario, dijo: “Es un llamado desesperado a la contraparte para que deje de manosear a nuestra hija. Ellos pueden defender a sus chicos de manera decente e íntegra sin destruir a otra menor de edad, nuestra hija. Se puede defender cualquier postura dentro del marco de la decencia y del respeto”.
Extractos de la carta indican: “De pronto y sin que nadie sepa explicar por qué, te hicieron entrar a un mundo de violencia y brutalidad del que nunca antes habías siquiera oído. Primero, te sorprendieron y te engañaron; después te agraviaron en la forma más bárbara y cruel que cualquier mujer puede padecer. ¡Cuánto más lo habrá sido para vos, que tenías apenas quince años!
Después vinieron las mentiras, las injurias, la indiferencia y hasta las burlas... Aun así, malherida, lastimada por tanta hipocresía, silencios cobardes, mezquindades, mentiras y todas las miserias humanas concebibles, te guardo en mi refugio de amor... Yo te guardo, hija mía, para que nadie más pueda dañarte ni humillarte, herirte, denigrarte, amedrentarte, hundirte en el lodo. Te guardo con toda la fortaleza que me da contemplar el valor con el que resistís...”.