Un paseo familiar tuvo un trágico final

Alfredo Zaracho era un pequeño que apenas comenzaba a vivir. La noche del 31 de diciembre último no pudo pasarla junto a su padre, Diego Zaracho, pero este vino a buscarlo en la mañana del 1 de enero de este año para pasear y disfrutar el día con él y con su hermanita.

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Diego jamás imaginó que ese precioso día sería el último que compartiría con su hijo, de apenas 8 años.

Después de pasear y almorzar, los chicos insistieron mucho en ir a la Costanera de Encarnación, ciudad donde nacieron y residen. El papá, con ganas de darles el gusto en un día tan especial, los llevó.

Con la energía desbordante que caracteriza a los niños, comenzaron a corretear por todo el espacio público. Fue entonces cuando vieron el arbolito de Navidad que atraía a toda la multitud. Encantados, los niños le pidieron a su padre que les tomara fotos junto al árbol. “Nos estábamos tomando fotos, había muchísimas criaturas. Se subían en las letras del arbolito de Navidad para posar. Al abrazar la letra ‘N’ fue cuando mi hijo hizo contacto con un cabo y este le echó hacia atrás”, relató el padre, con una admirable fortaleza, a ABC Cardinal.

Varios fueron los niños que tuvieron contacto con las letras y con el arbolito, subían y bajaban, jugando. Pero por algún misterioso designio del destino, fue Alfredo quien abrazó la letra N de la frase “Feliz Navidad”, que figuraba en el árbol.

Inmediatamente después de abrazar el árbol, el niño tocó un cabo de acero que se encontraba detrás de la letra, y recibió la mortal descarga. Unos primitos trataron de estirarlo, y también sufrieron descargas que no pasaron a mayores. Pero para salvar la vida de Alfredo ya nada se podía hacer.

Después de todo lo ocurrido, al lastimado padre aún le quedaron fuerzas para dirigirse a observar el lugar donde todo ocurrió. En ese momento se percató de que el arbolito de Navidad estaba conectado directamente a una columna, con un cabo de acero que lo sostenía para que no se mueva. Es decir, la conexión estaba hecha de una forma bastante precaria y peligrosa.

Diego sabe que ni todo el dinero del mundo le devolverá la vida de su hijo, pero lo único que pide es que se aclare quiénes son los responsables de lo ocurrido. “Está en manos de la Fiscalía determinar el grado de responsabilidad y a quién corresponde; de acuerdo a eso se tomarán las medidas”, refirió.

Ayer lo recibió el intendente de la ciudad, Luis Yd. Según Zaracho, el jefe comunal le brindó apoyo moral y toda la predisposición, pero que “aún no tiene una respuesta concreta con relación al proceso judicial”. En una plaza de Ciudad del Este una niña de dos años sufrió también una descarga eléctrica hace algunos días.

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