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El diagnóstico revela que la niña que lleva una semana internada en el Lacimet sufrió abuso sexual en reiteradas ocasiones y ahora lucha por reponerse de las múltiples enfermedades venéreas que la han contagiado, además del VIH.
La defensora de la Niñez Marina Soerensen dijo que el cuadro de la niña, que ni siquiera iba a la escuela, es sumamente delicado. Autoflagelo, excesivo temor, pánico, psicosis por estrés postraumático son las secuelas psicológicas que presenta la pequeña, según informes anexados al expediente.
El fiscal Alcides Corvalán tomó cartas en el asunto y solicitó la prisión del por ahora único sospechoso del atroz abuso, un adolescente de 17 años, primo de la víctima, al que procesó por abuso sexual de niños.
El investigador no descarta la posibilidad de imputar a otras personas y adelantó que ya citó a declarar al padre, a la abuela y a una tía por violación del deber de cuidado de niños y adolescentes bajo tutela.
“Ella está bastante mal. Yo tuve muchos casos, pero me impresionó como padre de familia ver una menor totalmente indefensa, abusada de esta manera. Es muy fuerte. Ahora está imputado el primo, que tiene 17 años. Yo mismo le llevé a la niña al médico forense y él me dijo que era la primera vez que veía una niña en ese estado”, dijo el fiscal Corvalán, tras comentar que, según el galeno, el abuso ocurrió en forma sistemática desde hace 1 año.
Según los datos, la niña vivía hace 1 año con el padre y familiares de este, y su madre dijo que la veía a escondidas, por antecedentes de violencia familiar.