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“Fui brutalmente torturado por estos comisarios que están en la Agrupación. Fui encañonado con arma de fuego, amenazado con que me iban a matar a mí y a toda mi familia, en especial el comisario Joni Díaz, el comisario José Dolores Amarilla y el jefe de la Comisaría 7ª (comisario Osvaldo Ayala), además de los otros de la brigada de la Comisaría 7ª de Ñemby”, dijo ante la prensa antes de ingresar al hospital. El uniformado procesado recordó que el sábado 23 de febrero fue llevado a la fuerza desde la cooperativa donde hacía guardia hasta la Comisaría 7ª Central, por efectivos de la brigada de dicha unidad, quienes se movilizaron en un Nissan Sunny blanco, sin chapa.
“Me llevaron al dormitorio del subjefe y fui recibido a golpes y torturas. Estaban el jefe de comisaría (Osvaldo Ayala), el subjefe (Joni Díaz), el comisario José Dolores Amarilla y otros suboficiales. Después de los golpes, yo empiezo a relatar todo lo que conocía y les llevó a la casa de mi hermana (donde escondió su parte del dinero rescatado). Ellos le encañonan a mi hermana y entran a la casa sin ninguna orden judicial, le encañonan a toda la familia, sacan el dinero y nos vamos de vuelta a la comisaría, donde aguardaban el comisario Amarilla y el comisario Ayala”, contó. Después mencionó que “estuve en cautiverio hasta las 12 de la noche. Vi cuando iban trayendo el dinero y se repartían ahí entre todos. Se repartieron entre los comisarios y los otros intervinientes. Después me golpearon como para hacerme sentir más miedo de lo que ya tenía. Me pusieron con la cabeza hacia abajo y los pies hacia arriba. Todos me pegaban. El comisario Amarilla me dijo que me iba a hacer viajar (matar) si yo decía algo”.
Este mismo testimonio, Vigneaux oficializó en la Fiscalía.