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Se trata del menor de 17 años Miguel Ángel L.D., alias “Chavalala”, quien tras la muerte de sus padres pasó a vivir con su concubina de 18 años, en una casa del bañado Tacumbú.
El joven maleante, pese a que ya cuenta con un antecedente por robo agravado, fue beneficiado ayer con medidas alternativas a la prisión por la jueza de la Adolescencia María Teresa Franco. Esta no consideró el pedido de prisión preventiva planteado por la fiscala de la causa, Nidia Fernández, quien en su argumentación resaltó la gravedad del hecho y que se trataba de un reincidente.
La cuestionada resolución de la magistrada incluye algunas reglas de conducta que supuestamente debe cumplir el peligroso marginal, como la obligación de que prosiga sus estudios (se encuentra en el quinto grado), prohibición de portar armas, prohibición de consumir alcohol y otras drogas, prohibición de permanecer en la vía pública entre las 20:00 y las 06:00 y la prohibición de concurrir a lugares exclusivos para adultos.
Precisamente, la mayoría de estas normas ya fueron violadas anteriormente por “Chavalala”, quien fue filmado por el domingo de siesta por un sistema de circuito cerrado cuando saltó de una motocicleta manejada por su cómplice Hugo Ariel Ocampo Acosta (18) y directamente atacó a puñaladas a la estudiante Liz Sofía Fernández Florentín (19), quien hablaba por celular mientras esperaba colectivo.
Ese mismo día, los dos “motochorros” perpetraron otra serie de golpes, en las que las víctimas, siempre mujeres indefensas, también fueron heridas con puñal.
La conducta violenta de los dos delincuentes fue interrumpida el martes de tarde, cuando efectivos de la comisaría 1ª Metropolitana los capturaron justo antes de que materializaran otros asaltos.
La liberación del “motochorro”, calificado por la propia Policía como un potencial homicida, desató una profunda indignación en las redes sociales y generó severas críticas contra la jueza Franco. El otro delincuente sí fue a prisión.