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CURUGUATY, Dpto. de Canindeyú (Alberto Núñez Barreto, corresponsal). El filicidio fue descubierto ayer de madrugada, cuando Sabina Dávalos, de 30 años, obligó a su hija Ruth Noema Acosta Dávalos, de solo siete años, a que subiera sobre una silla y que metiera la cabeza en medio de un nudo hecho con un cable que estaba sujetado a la viga del techo.
Después, la propia madre retiró la silla y la menor murió ahorcada. Lo peor de todo es que, una vez que corroboró que su hija había muerto, Sabina Dávalos cortó de nuevo el cable y dejó caer al piso el cadáver de la pequeña.
Posteriormente, se llaveó adentro de la casa y se produjo una herida superficial en la muñeca izquierda, como para aparentar un intento de suicidio.
Sin embargo, la trastornada madre mantenía al tanto de todo lo que estaba haciendo a su expareja y padre de la niña, César Acosta (30), quien estaba trabajando en Asunción.
A través de mensajes por WhatsApp, Sabina le advertía a César que iba a ahorcar a la hija que tenían juntos, si es que el hombre se seguía negando a regresar a vivir con ellas.
Incluso, los investigadores fiscales y policiales precisaron que la madre le llegó a enviar a su exconcubino varias fotografías de la niña ya muerta, como para que el padre de la menor le creyera.
Ante esta situación, el desesperado padre llamó a un enfermero amigo de Curuguaty, de nombre Nery Ramón Toledo Fariña (36), quien fue a verificar la situación en la vivienda del barrio Cerro Corá, a cinco cuadras de la principal avenida de la ciudad, 14 de Mayo.
El enfermero, como no obtenía respuestas desde adentro, decidió forzar la puerta y se encontró con la indeseable escena.
La pequeña fue dejada por su madre sobre la cama y, aunque intentaron socorrerla, ya nada se pudo hacer por ella. En tanto que la mujer fue llevada detenida.