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El jefe narco Clemencio “Gringo” González Giménez se encuentra prófugo desde el pasado 17 de enero, cuando personalmente y junto a su hijo no reconocido Édgar Ramón López y la pareja de este, María Elizabeth Ferreira Coronel, recuperaron una carga de 252 kilos de cocaína que estaba guardada en la sede de la Jefatura de Policía de Amambay, con sede en Pedro Juan Caballero, y que había sido incautada una semana antes en la colonia Fortuna Guasu.
Sin embargo, en una sorpresiva y llamativa resolución, el juez Santiago Trinidad Núñez Gómez decretó el viernes último el levantamiento de la orden de captura internacional que pesa sobre el narco, supuestamente para que este comparezca el viernes 30 de octubre.
Según la Policía, Gringo es uno de los elementos operativos más importantes en la estructura que dirige desde prisión el capo brasileño Jarvis Chimenes Pavão, con quien precisamente habría consensuado la ejecución del suboficial 1º Óscar Selvino Vargas, de la división de Investigación de Delitos del 13er. departamento.
Vargas fue acribillado con tiros de fusil la noche del lunes 5 de octubre, en Pedro Juan Caballero, supuestamente en represalia por haber pasado datos a sus camaradas del departamento Antinarcóticos para la incautación de la carga de 252 kilos de cocaína en la colonia Fortuna Guasu, de donde precisamente era oriundo el agente ahora fallecido.
La mercancía, perteneciente a la red de Gringo, fue supuestamente abandonada en el monte por los concejales departamentales de Amambay César Quevedo, preso en la cárcel de Pedro Juan Caballero, y José Bogado, quien hasta ahora elude retornar a prisión pese al vencimiento hace cinco meses de un permiso en libertad que le concedieron.
Sin embargo, el propio policía Oscar Selvino Vargas también habría quedado “marcado” después de participar supuestamente de una triple extorsión a otros elementos de la organización de Gringo y de Pavão, quienes cayeron con una carreta de camión repleta de cocaína en Pedro Juan Caballero.
Confidencial
Un memorándum interno y confidencial de la Policía confirmó que un grupo de agentes le cobró 200.000 dólares a los narcos para liberar el camión, pero que solo minutos después aparecieron otros efectivos y volvieron a sacarles otros 100.000 dólares.
Esa misma noche, los traficantes fueron retenidos otra vez por un tercer grupo de uniformados, todos supuestamente a cargo del propio jefe de Policía, comisario principal Fredy Moreno, quienes al parecer intentaron cobrar por el cargamento, pero en respuesta ya obtuvieron severas amenazas de muerte por la osada acción.
Ahora, con la inminente reaparición en la frontera del “patrón” Gringo González, los uniformados temen que este, efectivamente, empiece a cobrar “uno a uno” a los policías corruptos que perjudicaron su esquema, entre ellos, incluso los altos jefes de Amambay.