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En un juicio oral y público realizado tres años después, Garay fue condenado a 7 años de cárcel.
El caso salió a luz luego de que la madre de la víctima encontrara sangre en la sábana de su hijo.
Indagado por la madre, la criatura reveló que el profesor abusaba sexualmente del él. La víctima comentó que Garay prometió conseguirle un puesto en la selección paraguaya de menores.
Tras contactar con las autoridades, se acordó un plan para atrapar al abusador.
Para el efecto, la madre llamó al entrenador y, tras reclamarle el abuso, exigió que se fuera a su casa para disculparse con su hijo.
Posteriormente, cuando Garay llegó a la casa de la denunciante, fue aprehendido por la Policía.