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Tomás Rojas Cañete, alias “Toma’i”, sigue siendo uno de los narcos más ricos y poderosos del Paraguay, pese a estar encerrado en Tacumbú desde el 4 de setiembre de 2011, cuando cayó en una megaoperación de la Senad, en la que además fueron incautados 101 kilos de cocaína en cinco allanamientos simultáneos en el departamento de Alto Paraná.
Sin embargo, desde su arresto, la red que comandaba tuvo que ser manejada operativamente por otros jefes narcos, a quienes delegó funciones específicas para seguir controlando el tráfico de cocaína.
Mercado interno
Uno de ellos era supuestamente Jorge “Barón” Doldán, un antiguo narcotraficante que fungía de estanciero, y que años atrás había sido secuestrado, junto con su hijo Edson Henrique Armoa Doldán, por una gavilla liderada por policías que les obligaron a pagar 150.000 dólares y que además les quitaron 180 kilos de cocaína.
“Barón” Doldán, a raíz de su debilitado estado de salud, se vio obligado a involucrar a toda su familia en el negocio de la cocaína, dijeron los policías del departamento Antinarcóticos.
Justamente, los uniformados atraparon a “Barón” Doldán el lunes último en su lujosa residencia del barrio Boquerón de Ciudad del Este, donde además fueron apresados sus hijos Jorge Daniel Doldán Doria (39), Mauro Doldán Armoa (27) y Sandro Emanuel Doldán Armoa (23).
Otro detenido en el mismo operativo fue el brasileño Antonio José de Souza (38), un supuesto miembro de la organización criminal Primer Comando de Capital (PCC), que tiene una orden de captura vigente en su país por narcotráfico.
Supuestamente, este brasileño era el nexo entre la familia Doldán y el PCC.
Los agentes mencionaron que Doldán era el encargado del manejo del mercado de consumo interno de la droga producida por la red de “Toma’i”.
El trabajo de “Barón” consistía en el almacenamiento y distribución a pequeña y mediana escala del “polvo blanco” en la zona fronteriza. Los demás miembros de la familia Doldán están siendo vigilados para evitar que retomen el negocio dejado, de momento, por el viejo “Barón”.
Refinamiento
Mario Villalba, alias “Gato”, era supuestamente otro de los pilares de la red de “Toma’i”, ya que desde su granja situada a orillas del lago Acaray, en el barrio Félix de Azara de Hernandarias, se encargaba de la recepción y el refinamiento de la cocaína pura llegada de Perú y Bolivia, para su posterior envío al Brasil, en embarcaciones o por vía aérea.
Villaba fue detenido en su establecimiento el jueves último, en una incursión de policías del departamento Antinarcóticos, quienes hallaron en el lugar restos de pasta base y cocaína en una prensa hidráulica, además de dos embarcaciones con motores fuera de borda que eran utilizados para el transporte por agua de la mercancía procesada.
Asimismo, en el lugar se encontraron una escopeta calibre 20 con 31 cartuchos, tres rifles calibre 22 con 91 proyectiles y dos cargadores con capacidad para 20 cartuchos. También había dos radios base de alta potencia y con una antena de 80 metros, nueve radios walkies, un generador eléctrico, bidones de combustible, 1.470 reales y 1.380.000 guaraníes en billetes de baja denominación. Estas evidencias indican a la Policía que la propiedad allanada funcionaba como un centro de procesamiento y distribución de estupefacientes.
De hecho, el mismo “Gato” Villalba, en tono de burla reveló a los uniformados que estaba esperando un cargamento de 400 kilos.
También les dijo que él se “bañaba” con cocaína y aseguró que saldría en libertad en poco tiempo, porque supuestamente tiene mucho poder.
Sin embargo, la situación procesal de Mario Villalba se complicó en las últimas horas, ya que ayer los policías de Antinarcóticos confirmaron que tiene dos órdenes de captura pendientes en Brasil, una por estafa y la otra por narcotráfico, conforme al relato del comisario principal Críspulo Sotelo.
Supuestamente, Villalba operaba en el país vecino con el nombre de Mario Ataias, aunque los uniformados ya remitieron un documento con las huellas dactilares del sospechoso, para confirmar el dato.