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Los procesados son Cármelo Adsalón Lezcano Agüero (39 años), Francisco Javier Tintel (35) y la mujer de este, Clara Elizabeth Peña Almada (20), quien se encuentra embarazada.
Estos fueron imputados por asociación criminal y estafa, en una causa impulsada por el fiscal Néstor Cañete, quien a su vez pidió que se aplique la medida de prisión preventiva.
La jueza María Cecilia Ocampos decidirá hoy si remite a la cárcel a los procesados.
Descarados engaños
El subjefe de la comisaría 3ª Central de Luque, comisario Marcelino Brítez, explicó que los tres sospechosos fueron detenidos el sábado de mañana segundos después de que recibieran frente al Banco Familiar de dicha ciudad la mayor parte de un préstamo que obligaron a hacer a una familia humilde a la cual prometieron que la incluirían como beneficiaria del programa social Tekoporã de la Secretaría de Acción Social (SAS). Este programa, básicamente, es un sistema de ayuda económica que da el Gobierno a familias pobres.
Según los policías luqueños, los tres detenidos recorrían los barrios pobres de la ciudad y se presentaban como funcionarios de la SAS con influencias para conseguir los subsidios económicos. Una vez que convencían a sus humildes víctimas, los estafadores anotaban sus datos completos y llamaban al Banco Familiar a solicitar un préstamo, ya que esta entidad es una de las pocas que tiene esa facilidad de trámites vía telefónica, explicaron.
Los préstamos solicitados, generalmente, eran de entre G. 1 millón y G. 3 millones.
Una vez aprobados estos créditos, los estafadores acompañaban a sus víctimas a retirar el efectivo, pero los malvivientes se quedaban con la mayor parte de la plata. Por ejemplo, si las víctimas retiraban G. 2 millones, estas se quedaban solo con G. 500.000 y el resto se lo tenían que entregar a los falsos funcionarios de la SAS. Estos últimos, a su vez, hacían creer a las víctimas que ese monto ya formaba parte del primer desembolso y que cada mes recibirían sumas similares.
Sin embargo, lo que en realidad pasaba es que los estafadores desaparecían con el dinero ajeno y las humildes familias engañadas se quedaban con la cuenta del préstamo.
De momento, hay cinco familias afectadas.