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La revelación fue hecha por Yanny Alcides Zárate Jara, de 35 años, detenido ayer por policías de Antisecuestro, en las inmediaciones del aeropuerto internacional.
Zárate es un paraguayo, pero residente en Argentina, quien hizo todas las gestiones para comprar por internet en Canadá un paquete bomba que a su vez contenía tres dispositivos explosivos escondidos dentro de un sobre, un libro y otro paquete más chico,
El paquete fue embarcado en Canadá, por la empresa de seguridad Secure Search Inc, a nombre de un tal Gustavo Salomón, quien sería una persona muy allegada a una alta autoridad de la provincia argentina de Formosa.
Esta firma canadiense, de hecho, no vende este tipo de productos peligrosos a particulares, sino solamente a representantes de los Gobiernos.
La mercadería hizo una primera escala de tránsito en Argentina y, finalmente, llegó a Paraguay, donde a través de una empresa de courier debía ser entregada al cuñado de Yanny Zárate, Denis Javier Pérez (37).
Este último, ahora ya también detenido, a su vez, tenía que entregar el paquete con las bombas a una amiga en común de ambos, la azafata de colectivos Kenia Danisse Johana Acosta Barrios, (24).
La mujer, igualmente ya localizada y actualmente con arresto domiciliario, debía llevar el paquete en un bus, hasta Buenos Aires, para entregárselo a su amigo Yanny Zárate y que este finalmente le acerque la peligrosa encomienda en la cárcel al criminal Mario Segovia.
Finalmente, de acuerdo a los datos manejados por los investigadores, las bombas iban a ser utilizadas para tres atentados en ese país, en los cuales los objetivos eran políticos cuyos nombres no dieron a conocer.
Segovia y Fernández
Mario Segovia, alias “El gordo” o “El rey de la efedrina”, es un famoso criminal argentino capturado en 2008, quien admitió públicamente que operaba con la “bendición” del conocido político argentino Aníbal Fernández. Este último, a su vez, era uno de los máximos representantes del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y, según Segovia, era el verdadero patrón del negocio del tráfico de efedrina, gracias al cual supuestamente fueron financiadas varias campañas políticas.
Supuestamente, la red de Mario Segovia mantiene amenazados a los paraguayos que “perdieron” el sobre bomba que ordenó comprar.