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Los buscados son los policías retirados Benicio Silva, de 31 años, y Marcos Antonio Jara Casco, de 29 años.
Ambos son suboficiales que pidieron su pase a retiro, Benicio el 2 de noviembre de 2015, y Marcos Antonio el 2 de junio de 2016, aunque no perdieron su estado policial.
Benicio, quien ya había sido capturado en el año 2009 con 700 kilos de marihuana, era conocido en todo el departamento de Canindeyú como el principal fletero de los patrones del narcotráfico, ya que cobraba G. 60.000 por cada kilo de droga que hacía llegar con su flota de vehículos hasta la línea fronteriza.
Justamente, el allanamiento practicado por el fiscal Lezcano, en la casa de Benicio Silva, en la colonia Santo Domingo, derivó en el hallazgo de una agenda con los apuntes detallados de cuánto dinero pagaba este a la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) y a casi todos los efectivos de los puestos policiales instalados en la ruta del narcotráfico.
El trayecto de los sobornos, es decir, el camino que recorren los cargamentos de drogas sin oposición alguna, abarca los distritos de Itanará, Ypejhú, Villa Ygatimí y Curuguaty, hasta salir a la Ruta X “Las Residentas”.
Una vez en ruta, los camiones marihuaneros atraviesan tranquilamente los municipios de Yvy Pytã, Yvyrarobaná, Corpus Christi, Katueté, Puente Kyhá, Nueva Esperanza y La Paloma, hasta arribar a la capital, Salto del Guairá.
El puntero de los cargamentos, que usualmente era el propio Benicio Silva, ya dejaba los sobornos en cada uno de los puestos policiales para que su vehículo circulara con “tránsito libre”, de acuerdo con la investigación.
En la lista de coimas encontrada se especifican los montos pagados, que van desde G. 2 millones hasta G. 8 millones, mensuales y por cada cargamento que se “paseaba” por la región.
Unidades de élite desmanteladas
Ni bien trascendió el nuevo escándalo de corrupción en la Policía, el comando institucional destituyó a los jefes de todos los puestos por donde pasó la carga de 20.000 kilos requisada, y hasta ayer ya sumaban al menos 50 los efectivos separados de sus cargos y remitidos a Asunción.
Además de las comisarías locales, también fueron desmanteladas las oficinas regionales de los departamentos de Antinarcóticos, Inteligencia, Interpol, Delitos Económicos y Control de Automotores, porque figuraban en la nómina del narcoagente.
Sin embargo, un pariente de un comisario general, que trabaja en la subcomisaría Nº 12 de la colonia Pindoty Porã, permanece firme en su puesto, pese a las destituciones y traslados masivos que se llevaron a cabo.