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Rojas, quien es compueblano de Fernando Lugo, fue colocado para dirigir la Policía gracias a su afinidad con el grupo de Tekojoja, encabezado por Sixto Pereira, que solapadamente manejaba la institución durante el gobierno del exobispo.
Justamente fue el mismo Paulino Rojas, presuntamente por orden de Lugo, quien reimpulsó el proyecto de cambio del tradicional uniforme caqui, por el actual de color azul.
Sin embargo, desde su implementación, la nueva indumentaria de la Policía Nacional generó severas críticas de la ciudadanía, por el cambio radical del aspecto de los agentes.
De la bota, pantalón carpintero caqui, camisa de operaciones y el tradicional quepis, los policías ahora usan habitualmente un zapato tipo oficinista, pantalón de vestir azul oscuro, camisa azul y un inusual birrete.
Hasta la paletera, que denota el rango del uniformado, fue remplazada por una que ahora más bien confunde a la gente, ya que incluso los pentágonos de oficiales fueron sustituidos por simples estrellas, similares a las que usan los comisarios generales.
Quejas
Además, la pésima calidad de la tela con la cual fue confeccionada la primera tanda de uniformes acentúa la incomodidad de los mismos policías que tienen que hacer guardia en las calles y, principalmente, en épocas de mucho calor.
Muchos oficiales y suboficiales dijeron que la tela no absorbe el sudor y que el birrete ni siquiera protege del sol, como lo hacía el quepis caqui.
Para colmo, el llamativo color azul no solo no irradia respeto ni señal de autoridad, sino que también se presta a la confusión, ya que la mayoría de las empresas de seguridad privada también utilizan similares distintivos y accesorios, lo que a su vez desmoraliza a los agentes de la Policía Nacional, identificados con el color caqui.
El argumento
El principal argumento que emplearon los jefes policiales para sustituir el uniforme caqui por el azul es la “necesidad de cambiar la imagen de la Policía, ya que el caqui está muy asociado con la época de la represión y la dictadura stronista”, atribuida a la temible Policía de la Capital.
Con este endeble y sugestivo alegato, el entonces presidente de la República, Fernando Lugo; el ministro del Interior, Rafael Filizzola, y luego el comandante Paulino Rojas, finalmente ejecutaron la renovación del vestuario policial. Para mayo de 2013 los 25.093 efectivos de la Policía Nacional ya usarán el nuevo uniforme azul, remplazando así al tradicional caqui.
¿Negociado?
Pese a las quejas de los mismos policías que usan el nuevo uniforme y el débil argumento empleado para remplazar el color caqui, hay que tener en cuenta que esta renovación implicó una “inversión” de más de G. 18.200 millones.
De cuerdo con fuentes policiales, las empresas que confeccionaron los uniformes azules de la Policía son “VAC SRL”, de Virgilio Aguilar Colmán; “Ramses SACI”, de Dirce María Victoria Aquino; “Yuty SA”, de Luis Lucio Giubi Vera y Aragón; y “Dulce Hogar SRL”, de Carlos Adolfo Fernández Bueno.
También figuran otras firmas como “Sedalise SA” y “La Paraguaya”.
Se impone el caqui
La gente sostiene que mejor sería invertir en la formación de los agentes, muchos de ellos completamente fuera de forma física y con serios trastornos sicológicos.
Aunque la implementación del color azul se está haciendo de manera gradual, muchos opinan, incluso altos jefes policiales, que aún se podría revertir esta decisión y volver al color caqui.