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Según los datos, la defensa de Roberto Núñez Portillo pidió la conformación de una junta médica para evaluar su situación clínica.
El criminal pretende alegar que debido a la herida que sufrió en la cabeza no puede guardar reclusión en una cárcel común, sino reposar en su casa.
Robertí, de 34 años de edad, sufrió una herida de refilón en la cabeza que, efectivamente, le produjo una fractura en el cráneo, pero cuya inflamación ya prácticamente desapareció y que no le impide comunicarse.
De hecho, cuando la fiscala Alicia Sapriza había intentado tomarle la declaración en su lugar de atención, el Hospital de Trauma (ex Emergencias Médicas), el procesado se abstuvo de declarar.
Núñez Portillo salió herido el 1 de mayo pasado, cuando la Policía asaltó su cuartel narco en la colonia Piray del departamento de Amambay, a 100 kilómetros de Santa Rosa del Aguaray y 40 kilómetros antes de Capitán Bado.
En la refriega, cayeron abatidos cinco miembros de su grupo.
Tanto Robertí como los ahora fallecidos, e incluso algunos de los cinco detenidos, aparecen en la serie de fotos y vídeos que el Gobierno difundió en una conferencia de prensa que se hizo el lunes último.
Las imágenes muestran a los criminales portando armas de guerra, alardeando en sus plantaciones de marihuana e incluso haciendo “barreras” en la colonia Piray, fungiendo de policías.
Pero las imágenes más crudas conseguidas tras el tiroteo del 1 de mayo son las de unos 20 niños indígenas trabajando en el campamento marihuanero dirigido por Robertí. Dicho centro de acopio también fue intervenido el lunes de mañana por la Policía, con acompañamiento de los fiscales Hugo Volpe, Alicia Sapriza y Marcelo Pecci.
El sitio donde los menores nativos eran esclavizados se sitúa en una estancia denominada San Juan.