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Melgarejo señaló que decenas de mujeres llegan y salen cada semana. Todas son del interior del país y vienen para tratar de trabajar en lo que sea. “En estos años logré que solo una mujer pueda dejar este trabajo, porque con mi iglesia me acerco a todas y trato de escucharlas. No es fácil por lo que pasan. Muchas con el tiempo ya no quieren salir, pero las condiciones en las que viven y trabajan son de terror”, expresó.
En 1997, en otra de las intervenciones en “La Tablita”, la Policía rescató a una joven menor de 20 años que vivía en el lugar totalmente encerrada. La habitación en la que ofrecía sus servicios sexuales tenía barrotes en las puertas y ventanas, como en la cárcel, y solamente podía salir de la pieza con acompañamiento de algún “guardia”. Para rescatarla, los agentes policiales tuvieron que entrar por el techo. A pesar de este tipo de antecedentes, el lugar nunca fue clausurado.
Melgarejo aclara que no está en contra de los burdeles, pero sí de la forma en la que trabajan estas mujeres de la zona de Cuatro Mojones, ya que considera que están en condiciones infrahumanas. “Conozco historias de mujeres que no podían ni salir a la calle. Esas son las que vienen engañadas y con el paso de los años se acostumbran”, señaló Melgarejo.