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“Si no hacemos todo lo posible porque sean honestos ciudadanos, estos 1.700 niños institucionalizados serán potenciales asesinos, violadores, delincuentes. Es una pena, porque comparto y he experimentado la frase de San Juan Bosco que dice “que en todo joven, por más desgraciado que sea, hay una fibra del corazón que lo lleva a hacer el bien, por lo que el primer deber del educador debe ser encontrar esa fibra y explotarla”.