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“Nando’i” asegura haber nacido el 24 de febrero del año 2000, en Asunción.
Dice ser el menor de ocho hermanos, uno de ellos asesinado en el Puerto Botánico. Revela que su madre está presa en el Buen Pastor y su padre en Tacumbú.
Fue criado por una mujer en el barrio Santa Rosa de Santísima Trinidad, pero vive prácticamente en la calle desde que esta se fue a la Argentina.
En un crudo relato en la comisaría 12ª Metropolitana, tras un robo a mano armada, cuenta los detalles de su hasta ahora corta pero trágica vida.
–¿Cuándo empezaste a robar?
–Y desde que tenía 8 años ya me entró en la cabeza eso de robar. Unas semanas después de que comencé a estudiar ya le asalté a mi profesora de la escuela Uruguay. De allí en más opa la estudio y comencé a robar, hasta ahora. Hay que juntar todos los días para el nevado.
–¿Qué es un “nevado”?
–Un nevado es lo mejor que puede haber. Juntás un cigarro de marihuana y le colocas una piedra de crack. Opegá en serio, capé. Además, no cuesta caro, con 15.000 ya podés bajarle a bulto.
–¿Cuántos “nevados” fumás al día?
–¡Nde! No puedo decirte cuántos exactamente, pero suelo gastar 150.000 guaraníes por día. Por eso tengo que trabajar de lunes a lunes, para no quedarme en casa y conformarme con algunos simples cigarrillos. Eso sí que no pega.
–¿No te dan ganas de cambiar?
–Antes si quería, y hasta me mandaron al Centro de Adicciones. Pero tuve una bronca con un chacariteño y le clavé en su pierna y en su pecho. Ese loco ni siquiera se quejó cuando le clavé. Ahora me gusta esta vida que tengo y que venga lo que venga, no me importa ir a la cárcel.
–¿Sos capaz de matar?
–Claro que sí, sin problemas. No vayas a dudar, ya le clavé a tres personas, uno fue el chacariteño, otro fue un capé del bajo con quien me peleé y otro fue un tipo que se me hizo del mbarete cuando le asalté. Los tres tuvieron suerte, porque se salvaron. Cuando le aprieto a alguien, si se hace del loco, le clavo ha opáma la asunto, para qué vamos a irnos lejos, tienen que respetarle a Nando’i (risas).
–¿Cómo elegís a las personas que vas a asaltar?
–Bueno, a mí me gustan esos chusquitos, que se van por la calle o en el micro chateando con esos celulares omimbipáva (risas). Para mí es como decirme eju che jopy; esos tipos ya tienen que olvidarse nomás de sus cosas, se van a ver con mi faca.
–¿Y tu familia?
–Bueno... Mi mamá está presa en el Buen Pastor; mi papá en Tacumbú y me crié con una señora que ahora está en la Argentina. No te justifico que no me educaron, porque me encanta nomás luego robar lo que sea. Si en el micro alguien se descuida, le robo su cartera, su bolsón; si en las casas no hay nadie, entro y llevo lo que haya a mano. Algunas veces soy como un albañil y destecho las casas para entrar a robar con otros capé. También si hay oportunidad soy un buen tortolero. Sé hacer muchas cosas, soy un nene guapo (risas).
–Al salir, ¿qué es lo primero que vas a hacer?
- Voy a buscar para mi elemento de trabajo, otro machete o algo, porque el comisario me quitó el mío. De por ahí, nos cruzamos en la calle y colaborás conmigo para el nevado, señor periodista (risas).
Agua hirviendo
En febrero pasado, “Nando’i” estuvo a punto de morir, luego de que una vecina le derramara agua hirviendo, al sorprenderlo en su patio.
El menor tuvo que ser asistido en Emergencias Médicas y después en el Centro Nacional del Quemado de Areguá. “Ella me acusó de que yo le robaba su ropa y eso es mentira. Desde que me derramó agua caliente nunca más volvió al barrio. Pero juro que si vuelve le voy a matar, y al que quiera defenderle, sea quien sea, también le voy a matar. Esa señora me debe hasta la muerte, porque me quemó todo, me tiene que pagar alguna vez”, dijo el menor.
“Disfruta cuando roba”
El subcomisario Juan Ferreira, de la comisaría 12ª Metropolitana, quien participó de la última captura de “Nando’i”, dijo que en sus 20 años de carrera ya se cruzó con varios menores infractores, pero que nunca vio a ninguno que tenga la frialdad de este chico.
“No tiene el más mínimo remordimiento para admitir sus fechorías, parece que disfruta cuando roba o hiere a alguien, no sé qué decir acerca de si va a poder rehabilitarse alguna vez, ojalá que sea así porque si sigue en ese camino es casi seguro que alguna vez va a matarle a alguien o lo van a matar a él”, declaró el uniformado.
“Ahora lo agarramos y vamos a tratar de hacerle al menos para su cédula, con ayuda de la fiscalía. Su caso es muy especial porque es menor de edad”, añadió el subcomisario Ferreira.