Cargando...
Se trata de Antonio Adelir Bittencourt, quien se desplazaba al mando de una camioneta todoterreno por la principal avenida de la vecina ciudad, cuando dos sicarios a bordo de una motocicleta lo interceptaron y acribillaron.
El hombre, quien presentaba heridas de bala calibre 45 y 40 mm intentó escapar del ataque, pero terminó muerto en medio de la calle.
Bittencourt era el tío de Aline Verón Bittencourt, pareja de Alderete con quien tiene un hijo que actualmente tiene apenas siete meses. Al mismo tiempo, era uno de los pistoleros más cercanos al presunto capomafioso, que actualmente cuenta con una orden de captura internacional.
La muerte de Bittencourt se dio en el marco de una feroz guerra entre el clan Alderete y miembros del Primer Comando Capital (PCC), apoyados por el mafioso Sergio de Arruda Quintiliano Netto, alias Minotauro. Estas dos facciones criminales buscan controlar los envíos de drogas y armas desde la región hacia las principales favelas de San Pablo y Río de Janeiro.
Sospechan de complicidad policial
En la madrugada del 19 de diciembre pasado, unos 60 miembros del PCC vestidos con uniforme camuflado y a bordo de 15 camionetas tomaron por asalto la ciudad de Ypejhú. Mientras algunos de ellos acorralaron la comisaría y el destacamento militar de la ciudad, los demás criminales llegaron hasta la mansión de los Alderete, donde solo encontraron a Aline Verón Bittencourt y a su hijo de meses.
Estos fueron sacados de la propiedad, que luego fue completamente destruida con explosivos y ráfagas de metrallas de grueso calibre. Es más, una veintena de vehículos también pertenecientes a la familia fueron quemados por los sicarios, que luego regresaron hacia el Brasil.
Miembros de la familia Alderete denunciaron que tres efectivos del departamento de Investigaciones, que estaban destacados en la ciudad, habrían cobrado unos G. 60.000.000 por permitir o hacer la vista gorda al ingreso de los criminales que asestaron el dantesco golpe.
Los tres agentes fueron trasladados de la ciudad por orden del jefe del departamento de Investigaciones de Canindeyú, comisario Nelson Vera, unos días después del hecho. La Policía nunca inició una investigación para tratar de identificar o detener a los responsables directos o cómplices del brutal ataque.
Lo único que atinó a hacer el comisario Vera fue allanar todas las propiedades de la familia Alderete en Ypejhú, incautar un par de armas y detener a dos empleados. Este procedimiento fue tomado como una burla por los pobladores ya que los uniformados procedieron a verificar a las mismas víctimas del ataque.
Es más, el propio comandante de la Policía, Gregorio Walter Vázquez, participó de los aparatosos procedimientos en aquella localidad.