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Los líderes del EPP tienen formación similar a la de las FARC; incluso los investigadores sostienen que varios de los integrantes fueron adiestrados en la selva colombiana. También se manejan datos de que los extranjeros de aquel país estuvieron en Paraguay para seguir con la “formación” de los que fueron incorporándose a la banda criminal.
Los colombianos tienen en sus diferentes células a menores de edad y mujeres que forman parte del grupo armado. Una situación similar realizan los milicianos del EPP que reclutan a menores de edad en sus filas. La presencia de mujeres ya se conocía ampliamente con los nombres de Carmen Villalba, Magna Meza, Vidalina Cardozo, Lourdes Bernarda Ramírez, Liliana Villalba, entre otras. Se creía al principio que dentro del grupo las mujeres cumplían otras funciones como apoyo logístico y pareja de los miembros del EPP.
Con el avance de las investigaciones y las informaciones obtenidas luego del análisis de las evidencias que dejaban los integrantes del EPP en los campamentos o entre las pertenencias de Gabriel Zárate Cardozo, alias “Simón”, se conocieron que las mujeres también fueron entrenadas para utilizar armas.
Los cabecillas del grupo terrorista siempre han sido muy cuidadosos con el ingreso de personas al EPP, generalmente son hermanos, primos o amigos muy cercanos de quienes ya forman parte de la banda.
Entre las evidencias encontradas en el último campamento donde estaban los integrantes del denominado “Segundo Cuerpo” del EPP se pueden observar varios nombres, entre ellos los de dos mujeres que son “Juliana” y “Nimia”. También los nombres “Gaby” y “Ale”, que podrían fácilmente interpretarse que se trata de mujeres. Para los investigadores, en todos los casos los nombres son ficticios.
Esmaltes y profilácticos
Además de las anotaciones y otros elementos hallados en el referido campamento, los intervinientes recogieron esmaltes, ropa interior femenina y preservativos. Todo esto lleva a presumir a los investigadores que en el lugar estaban por lo menos dos mujeres.
Menores
La inclusión de menores dentro del EPP empezó a sospecharse luego de la repentina desaparición de Bernardo Bernal Maíz, alias “Coco”, de su casa ubicada en ese entonces en la zona de Nueva Fortuna en Kurusu de Hierro. Esas versiones tomaron más fuerza cuando se encontraron fotos de él en uno de los campamentos del EPP, y cuando Fidel Zavala declaró ante la fiscalía que Bernal Maíz fue uno de sus secuestradores.
Dos hermanos menores de “Coco” también “desaparecieron” de la casa. Las pesquisas señalan que los mismos también fueron reclutados por el EPP. En el campamento de Arroyito tampoco se descarta que al menos un menor haya estado.