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Ríos señaló que su hermano de madre perdió su trabajo hace unos meses y que le pidió que lo acoja en su casa y así lo hizo. Durante un tiempo todo estuvo bien, hasta que hace un mes Miguel Ángel comenzó a tener extraños comportamientos y en la semana en que ocurrió el ataque se volvió un hombre callado y ermitaño.
“El día del ataque yo estaba en mi cama, cuando vi entrar a mi hermano que tenía algo en la mano; pensé que era su tereré, pero era una botella con soda cáustica que sin mediar palabra me arrojó a la cara”, relató.
Tras el hecho el afectado denunció el caso a la Policía y la fiscalía, pero hasta ahora, a casi un mes del ataque, todavía no se detuvo al presunto autor, quien fue a esconderse en la casa de otro familiar en Mariano Roque Alonso.
A decir de Ríos, se abrió una carpeta fiscal pero no se dicta la orden de captura contra su hermano, quien vive tranquilamente.
El comisario Aldo Benítez, de la comisaría 10ª Central, le dijo al afectado que no pueden ingresar a la casa a detener a Miguel Ángel por no tener una orden de allanamiento.
Esteban Ríos ya fue sometido a dos cirugías de ojo, pero no recuperó la vista. Lo único que quiere es que se detenga a su hermano para que no ataque a más personas.