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“Ellos ya habían cortado dos meses antes, la gente no más no sabía porque él no la dejaba en paz. Ese día él le llevó y no sé si ya le quería hacer algo y no se animó, pero mientras se fueron al arroyo yo hice empanada, y cuando volvieron a la tardecita ella estaba triste. No sé qué le habría dicho, pero ni una palabra dijo a la vuelta”, refirió la madre Matilde Subeldía.
Una semana antes de la desaparición de Luz María, Matilde recuerda que Colmán la visitó en su local de Paraguarí y la invitó a pasear en su auto nuevo. Para su desesperación, el paseo se convirtió en una carrera sin control.
“Él tenía todo planeado porque hasta cambió de coche, él tenía un gol azul y cambió por uno todo automático con la valijera grande (Chevrolet, tipo Vectra) ya tenía previsto que le iba a meter ahí; se fue supuestamente para mostrarme su coche. Cerré mi negocio y me subí con él. Me llevó hacia Carapeguá y no sé a cuántos kilómetros se iba. Yo gritaba, gritaba, casi rompí todo su vidrio, y cuando intenté abrir la puerta se rió y me dijo: “ese no es cómo tu auto, cuando yo quiera se va a abrir esa puerta” y se reía, temblaba y se reía, y eso se quedó en mi mente. Le dije “llevame otra vez”, y de repente dijo, bueno, se va a cumplir tu pedido. Y después me trajo”, recordó Matilde.
“Él estaba descontrolado totalmente, él estaba como para hacerme cualquier cosa, eso fue lo que a mí me asustó, yo le vi a él muy cambiado”, acotó, tras señalar que al enterarse de lo ocurrido, su hija le recriminó duramente a Colmán.