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“El daño es para todos los que conviven ahí, a la familia en general. Se desarrolla el síndrome del stress postraumático, que es un conjunto de síntomas que te afecta en tu día y en tu vida diaria, trastornos del sueño, de alimentación, perdés el apetito o comés por ansiedad, inestabilidad emocional, estado depresivo, ganas de dejar de vivir, intentos de suicidio, aislamiento social, ¿Por qué? Porque te quitaron tu dignidad y la dignidad es la herramienta que tenés para socializar y cuando no la tenés, obviamente preferís estar solo en vez de estar con los demás”, explicó.
“Otro síntoma es la desvitalización, llanto fácil, hipersensibilidad; esa desvitalización se da cuando uno está demasiado cargado, cuando ha pasado mucho tiempo en aguantar muchas cosas y cuando el cuerpo está totalmente ocupado en mantenerte y querés hacer algo y ya no tiene fuerzas. Ahí se produce nuestro famoso kaigue, sobre todo en las primeras horas de la mañana, esa es la desvitalización que tienen generalmente las víctimas. Hay dificultades en la concentración, bajo rendimiento a nivel de trabajo, escolar en los chicos, no rendís como siempre. Todos son síntomas que causan este daño” agregó.
Espínola, actual coordinadora del Sistema Nacional de Facilitadores Judiciales, resaltó que la violencia doméstica es el hecho que más requiere la intervención de los facilitadores judiciales y si bien hay mujeres agresoras, en la mayoría de los casos son víctimas.