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“Paraguay se convirtió en la presente década en el mayor productor de marihuana de Sudamérica y en uno de los mayores distribuidores del mundo. Se trata de una actividad ilícita en la que gana menos el que más trabaja: el campesino paraguayo”, fue la presentación del material periodístico de la prestigiosa cadena noticiosa británica en su página digital.
“Los motivos son varios y las consecuencias conocidas: violencia, elevadas tasas de homicidio y asesinato, impunidad y abusos. Paraguay es el proveedor de marihuana casi exclusivo de países como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay; además de puerto embarque de marihuana y otras drogas hacia África y Europa”, dice.
De acuerdo con la nota, las plantaciones de marihuana aparecieron en Paraguay en la década de 1960 en dos regiones fronterizas con Brasil. Medio siglo después, según informes de la Policía, la producción de cannabis alcanza las “8.000 hectáreas” (serían más) y está presente en ocho departamentos del centro y norte de ese país.
“Muy triste y casi feudal”
Guillermo Garat, autor de la investigación “La tierra escondida: examen del mayor productor de cannabis de América del Sur”, relata a BBC Mundo que detrás de la producción de marihuana en ese país se esconde un modelo “casi feudal”.
“El panorama es muy triste. Con los campesinos en situación de pobreza extrema y el negocio controlado por brasileños”, explicó el autor de la investigación que se presentó en la Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas en Santo Domingo (República Dominicana) este mes.
“Otro de los mayores productos agrarios en ese país es la soja, que es controlada por los grandes propietarios de tierra y su cultivo no requiere de mucha mano de obra”, refiere dicha publicación. Agrega que en el norte de Paraguay existen poblaciones en las que ocho de cada 10 familias viven de la producción de cannabis.
“La falta de políticas agrarias, la pobreza, las fragilidades y la ausencia de perspectivas para la población rural hicieron que poco a poco, y cada vez con menos disimulo, jóvenes campesinos se vincularan al cultivo de marihuana regentado por los ‘socios’, como llaman a los intermediarios que compran la cosecha”, señala la investigación de Garat.
Estos “socios” vienen a ser los eslabones intermedios que tienen conexiones con los grandes compradores que se encargan de la distribución de la marihuana en otros países.