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Al parecer, la premura en abandonar el recinto judicial hizo con que expedientes, documentos y evidencias varias quedaron a merced de desconocidos, por unas dos horas, si se considera que la jornada laboral concluye a las 13:00 y la Policía realizó el procedimiento luego de las 15:00.
Mendoza, defensor del comisario José Dolores Amarilla, uno de los procesados por el caso Prosegur, tenía una audiencia fijada para las 14:00, motivo por el cual se trasladó hasta el juzgado, ocasión en que constató el hecho con sorpresa.
Ante tal situación, el letrado llamó al 911, tras lo cual llegó al local una patrullera de la Cria. 13ª, cuyo personal retiró la llave y la depositó en la comisaría, tras confirmar que no había nadie en el local.