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A pesar de que se trata del hurto de aves de corral que no tienen mucho valor monetario, el enjuiciamiento demandará que se movilice todo el aparato judicial. El fiscal que actualmente lleva el caso, Alcides Espínola, explicó que para evitar el juicio oral y público el acusado debía aceptar la responsabilidad del hecho y así ser beneficiado con salidas procesales, que contemplan sanciones mínimas.
También existen otras opciones, como los acuerdos reparatorios entre víctima y victimario y que extinguen las acciones penales. Pero como las partes no llegaron a ningún acuerdo y el sospechoso no se declaró culpable, la causa tuvo que elevarse a la etapa de juicio oral, indicó el agente fiscal.
El acusado es Jorge Benítez Almada (22), alias Piru, sospechoso de hurtar 32 gallinas de la casa de la señora Juana González. El hecho ocurrió en la noche del 22 de febrero del 2014 en el barrio San Miguel de la capital del Guairá. Algunas de las aves también pertenecían a su vecina Nidia Fariña.
Juana González fue la víctima más afectada, pues ella se dedicaba a la venta de los huevos de sus aves y el robo le ocasionó un grave perjuicio. Las gallinas representaban su sostenimiento porque subsiste y mantiene a su familia con la venta de huevos, explicó la mujer.
Pidió a la Justicia que el hecho no caiga en la impunidad y también aseguró que el acusado la amenazó en varias oportunidades para desistir de la denuncia. La otra víctima por el robo de las gallinas, Nidia Fariña Cuevas, prefirió no brindar declaraciones a la prensa por temor a que el procesado tome represalias en su contra.
El acusado Jorge Benítez cuenta con varios antecedentes por diferentes casos de hurto y es conocido en su barrio por sus actividades delictivas. Dos comisiones vecinales se manifestaron en su contra después de que se levantó la medida de prisión preventiva que inicialmente pesaba en su contra.
Al principio la investigación fue llevada adelante por el fiscal Víctor Vera, pero como no fue confirmado en el cargo, el caso quedó en forma interina en la unidad penal de la fiscal Noelia Soto. Luego pasó a manos del agente Espínola.